Una particular carrera de robots por el desierto, enmarcada
en una iniciativa del Pentágono para impulsar el desarrollo de vehículos
autónomos, no terminó con buenos resultados. Ninguno de los 15 autómatas móviles
que ingresó en la competencia llegó a la meta.
Motocicletas, carritos de golf o pesadas camionetas Humvee, con la
particularidad de que ninguno de ellos llevaba un humano al volante,
participaron de la carrea.
Para ganar esta competencia, los vehículos debían recorrer 230 kilómetros en el
desierto del Mojave -desde Barstow, cerca de Los Angeles, a un suburbio de Las
Vegas- en menos de 10 horas y por sus propios medios.
Sin embargo, la competencia se estancó desde el principio, cuando la mayoría de
los robots no pudo avanzar más que algunos metros. Dos horas después del
comienzo, sólo cuatro equipos seguían en competencia.
Así, los dos vehículos mejor ubicados completaron sólo unos once kilómetros, de
acuerdo con los datos finales.
Auspiciado por la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA,
por su sigla en inglés), "El Gran Desafío DARPA" ofrecía un premio de un
millón de dólares al equipo ganador.
"Para el Pentágono esto es una forma barata de dejar que alguien les
desarrolle su tecnología", indicó Kurt Risic, cuyo Terrahawk participó de la
carrera.
Pero la división del Pentágono prefiere ver las cosas de otra manera, asegurando
que la prueba ayuda a "acelerar la tecnología en el campo de la robótica", a la
vez que asiste "a los soldados en el campo de batalla".
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