Psicólogos de Madrid se lanzaron a la acción tras las
explosiones, creando en 90 minutos una línea de atención telefónica permanente y
ofreciendo ayuda en las morgues provisionales y los centros de crisis.
"Dentro de cinco años tendremos mucha más población que consuma sustancias
(ilegales), que tenga problemas de ansiedad, fobias y estrés (...) con
relaciones familiares," dijo Itziar Iruarrizaga, que trabajó en una de las
morgues.
El impacto emocional de los ataques fue difícil de evaluar de inmediato, según
los psicólogos.
Un precedente posible es que cerca del 60 por ciento de las personas afectadas
por los ataques del 11 de septiembre del 2001 en Estados Unidos desarrollaron el
síndrome de estrés postraumático, explicó un psicólogo.
El dolor sólo está comenzando para algunos, casi una semana después de los
ataques, ya que muchos cadáveres tuvieron que ser identificados mediante pruebas
de ADN debido a su estado.
"Todavía hay familias a las que están dando ahora la noticia de que uno de los
cuerpos es de su ser querido," dijo Fernando Cachón, decano del Colegio Oficial
de Psicólogos de Madrid.
El miedo a utilizar el transporte público o los trenes ha sido uno de los
impactos más inmediatos en Madrid, como el temor de volar o de estar en
edificios altos después de que pilotos suicidas estrellaron dos aviones contra
las torres gemelas del World Trade Center, en Nueva York.
Los psicólogos españoles están trabajando conjuntamente con sus colegas
estadounidenses.
Otros síntomas que aquejan a los afectados por las explosiones -que causaron la
muerte de 201 personas en los abarrotados vagones de cuatro trenes- incluyen el
pánico, las retrospecciones, el aislamiento y la preocupación por el futuro.
La ayuda psicológica debe continuar y aquellos que sufren trastornos deben
seguir buscando asistencia profesional para asegurar que los daños emocionales
no conlleven a mayores problemas sociales, advirtió Iruarrizaga.
Las personas que no se encontraban en la zona de los atentados, o que ayudaron
tras las explosiones, también han sufrido trastornos emocionales. Algunos han
llamado al teléfono de ayuda traumatizados por las imágenes y narraciones de las
sangrientas explosiones, más que por haberlas experimentado, dijo Cachón.
Sin embargo, España debería estar un tanto preparada para el impacto emocional
de los atentados debido al enfrentamiento que mantiene desde hace 36 años contra
ETA, que ha matado a alrededor de 850 personas en ese tiempo, añadió Cachón.
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