Ultimas Noticias - La cifra final de los muertos por los
atentados al metro de Madrid se está convirtiendo en un rompecabezas.
Inexplicablemente, como quedó de manifiesto ayer, unos dicen que son 201,
mientras que los otros aseguran que son 194: los unos son las cifras oficiales,
los otros son los forenses del Instituto Anatómico Forense, de Madrid.
Según el diario "El Mundo", la directora del instituto forense mencionado más
arriba, Carmen Baladía, reconoció que "hay un baile de cifras" y criticó
como "imprudentes" a quienes insisten en decir que los fallecidos suman
201.
Incluso la policía asegura que hay más denuncias por desapariciones que cuerpos
encontrados.
Baladía apoyó esta información y explicó además que hay cadáveres que están
demasiado fragmentados como para aventurar identificaciones o enumeraciones.
"Lo conveniente es que dejemos todavía a un lado las cifras", porque hasta
el momento el único "dato objetivo" es que se han realizado 194 autopsias, y "no
quedan más por realizar", esgrimió la especialista.
Fuentes de la policía científica, en cambio, se defendieron argumentando que las
disparidad de cálculos sí puede llegar a cuadrar porque "hay cuerpos a los
que ni se les ha hecho la autopsia". Por eso, demandaron paciencia.
A este rompecabezas se agrega el hecho de que no existe una lista oficial de
desaparecidos, o si existe, no ha llegado a los medios de comunicación ni a los
deudos.
Otro dato más de Baladía: de los 194 cuerpos a los que se les ha practicado la
autopsia, sólo 183 han sido identificados. Recién ayer se le avisó a otras dos
familias que vayan a buscar los restos de sus parientes. Quedan, entonces, 11
cuerpos sin reclamar ni identificar.
Saber de quién se trata el cadáver es una tarea dificultosa, pues han quedado en
algunos casos terriblemente fragmentados, y en otros han sufrido la combustión
junto a materiales altamente tóxicos, lo que complica las muestras de ADN. A
esto último se agrega que varios de los fallecidos eran inmigrantes, entonces la
policía tiene que contactarse con policías de otros países para conseguir
muestras de ADN de los familiares para proceder.
Por eso, de todos los cadáveres, la mayoría fueron identificados por sus huellas
dactilares, según Baladía; un segundo grupo fue identificado por marcas
corporales y por la dentadura; y por último, en una muy menor proporción, por
muestras de ADN.
Independientemente del número de victimas mortales, la
barbarie y el horror no puede cuantificarse por el número de estas. Los
pasajeros del tren de la muerte eran seres humanos que vieron sesgada su
vida por el estallido de unas bombas colocadas precisamente para causar el mayor
número posible de victimas, por encima de su nacionalidad, condición
social, raza y credo, aquí esta el horror y lo indiscriminado del atentado no
importaba quienes eran sino matar a diestro y siniestro al número más elevado
posible.
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