"Una persona que utiliza este sistema subvocal piensa
frases y las pronuncia para sí misma, tan bajo que las palabras son inaudibles,
pero la lengua y las cuerdas vocales reciben las señales del habla que envía el
cerebro", explicó Chuck Jorgensen, responsable del programa de la Agencia
Espacial estadounidense.
El investigador y su equipo descubrieron que pequeños
captores ubicados bajo el mentón y a cada lado de la nuez permiten recoger
señales nerviosas que son analizados por un programa que las convierte en
palabras.
Consideran que este método podría ser utilizado en las naves
espaciales, en los entornos ruidosos como las torres de control de tráfico
aéreo, e incluso podrían servir para los programas actuales de reconocimiento
vocal, para mejorar su precisión.
"Lo que es analizado es silencioso, no audible, un habla
similar a la de una persona que lee o que se habla a sí misma", añadió
Jorgensen, del centro de investigación Ames de la NASA en Moffett Field,
California (sudoeste).
"Cuando leemos o cuando nos hablamos a nosotros mismos,
con o sin movimiento de labios o de la cara, se generan señales biológicas",
explicó el investigador, cuyo programa registró una precisión de 92% en los
ensayos de reconocimiento de palabras.
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