IBLNEWS - Así lo cuenta David Beriáin en un artículo en
La Voz de Galicia en su edición del viernes 19. A continuación, se reproduce el
texto íntegro:
La frase pertenece a un informe del Centro Europeo de
Inteligencia Estratégica y Seguridad (ESISC, en sus siglas en inglés), un
organismo no gubernamental con base en Bruselas, que asesora a gobiernos y
empresas privadas en temas relacionados con el terrorismo y la seguridad. Su
director, Claude Moniquet, cuenta con más de 20 años de experiencia en el
seguimiento de los grupos terroristas islámicos. Ha sido, entre otras cosas,
consultor de la cadena de televisión norteamericana CNN para todo lo relacionado
con la amenaza terrorista.
«Dos servicios de inteligencia de países europeos nos han informado que el CNI
estuvo asegurando a sus homólogos de todos los países que se trataba de ETA,
hasta el viernes por la tarde. Luego, en una conversación privada, les
aseguraron que ya desde la mañana de los atentados estaban casi seguros de que
se trataba de un atentado islámico, pero que recibieron la orden de decir lo
contrario», declaró Moniquet a La Voz. De hecho, la primera parte del informe se
titula «La gestión de la crisis de las autoridades españolas: un buen ejemplo de
lo que no se debe hacer».
Enfado en Europa
El informe recuerda, además, que como se ha publicado, los embajadores españoles
recibieron un mensaje de sus superiores en este mismo sentido, es decir, culpar
a ETA. Y recuerda también que Aznar y sus ministros no dudaron en levantar el
teléfono para llamar a los editores de los periódicos y asegurarles que el
responsable de la masacre era ETA.
El informe admite, en su primer párrafo, que era correcto pensar en ETA en un
primer momento, pero asegura que muy temprano por la mañana ya se habían
acumulado suficientes elementos para, al menos dudar de la hipótesis de que la
banda terrorista fuera la autoría. De hecho esa misma mañana el centro que
dirige Moniquet emitió un informe titulado «La pista islámica en los atentados
terroristas de Madrid», en el que se sostenía que, al menos, había que barajar
esta hipótesis.
«No nos corresponde juzgar las motivaciones políticas de Aznar, pero en el campo
que nos compete -el análisis estratégico de las amenazas-, no podemos menos que
señalar el aspecto perjudicial de esta conducta: varios aliados de España,
creyendo que se trataba de una trama local (de ETA), no subieron su nivel de
alerta. Y en las primeras horas, muchas veces decisivas, los servicios
extranjeros no pudieron investigar las posibles conexiones internacionales de
los terroristas. Cualquiera se puede imaginar las consecuencias que las mentiras
y las manipulaciones del Gobierno de Madrid puede tener», concluye el informe.
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