Agencias - "Parece que es su día de suerte. ¿Por qué
no jugar con dinero real?" La invitación aparece en pantalla, tras una
espectacular "ganancia" de 3.200 dólares apostando a los dados, y deja perplejo
al neófito que ingresó a la modalidad 'jugar gratis' del Golden Palace
Internet Casino.
Decenas de casinos virtuales como éste ofrecen sus juegos en
la red, las 24 horas de los 365 días del año, desde sus sedes en paraísos
fiscales del Caribe o el Peñón de Gibraltar, como es el caso de
Casinoonet.com.
En cambio, los apostadores pueden estar en cualquier lugar
del mundo -con tal de que
tengan acceso a una computadora y a Internet - y nadie
puede verificar que sean realmente mayores de edad.
Este sector, que está en auge en la red, mueve unos se
millones de dólares por año, de los cuales entre 65 y 70% proviene de
apostadores estadounidenses, según Keith Furlong, subdirector del Interactive
Gaming Council, una asociación de empresas dedicadas a los juegos de apuestas
por Internet.
"Pulse el botón 'Jugar por dinero' y empiece a ganar dinero
efectivo", sigue la propuesta. De elegir esta modalidad, el usuario debe
ingresar datos personales y un número de tarjeta de crédito, de la que se
debatirán sus apuestas.
Bajo nombres sugestivos como 'Vegas Villa', 'River Belle
Casino' o 'Roxy Palace', parecería que estas "timbas virtuales" buscan rescatar
el lenguaje y estética de los casinos tradicionales.
En la pantalla predominan los colores verde inglés, dorado y
escarlata, y abundan las estrellas y los símbolos de $$ que se encienden y
apagan y dan vueltas en torno a artificios que imitan las luces de neón.
Una vez dentro del "casino" -para lo cual hay que descargar
un programa y registrarse, todo lo cual es gratuito-, aparecen diversas
opciones: jugar por dinero real o ficticio, ir al "cajero"
a "cobrar",
o incluso
ir al "lobby" a "conversar" (chatear)
con otros visitantes.
"Disfrute su estadía en el Golden Palace Casino", dice un
letrero en la pantalla.
Los juegos disponibles -ruleta, tragamonedas, dados, póker, black-jack e incluso
apuestas sobre resultados deportivos- son animaciones increíblemente parecidas a
la
realidad: los "slots" o tragamonedas tienen hasta la manija para que empiecen a
girar
las guindas y los "BAR". Incluso, a los costados y al fondo se distingue un
enorme
salón poblado de otros tragamonedas, en lo que sería la perspectiva desde los
ojos de
un jugador en un casino de verdad.
La ventaja es que "aquí no hay nadie parado detrás de ti
mirándote jugar por encima de
tu hombro", dice una jugadora identificada como Vicky en el 'lobby' del Golden
Palace.
"No hay cámaras, ni supervisores".
"No todo el mundo vive cerca de un casino", dice otro.
"Uno
se ahorra combustible y
puede jugar durante 5 horas o 5 minutos", agrega. "Es la comodidad de apostar
desde
casa", dice Dman.
Habitantes de ciudades como Buenos Aires o Nueva York donde los casinos
dentro de la ciudad están
prohibidos, pueden apostar a la ruleta desde sus casas vía Internet. Otros deben
recorrer centenares de Km. para acudir a alguno de estos locales. De este
modo,
estos sitios generan la posibilidad de apostar fuera del alcance de las leyes
locales.
Flavia Meleras, abogada uruguaya especialista en Internet, afirmó que entre las
preocupaciones que generan los juegos de azar en Internet está el que "se llevan
a cabo
para blanquear dinero o evadir los impuestos" que deben pagar los juegos de azar
tradicionales.
Además, "se carece de control sobre los mínimos de edad
requeridos a los jugadores".
También preocupa "la propensión a la ludopatía que genera en los jugadores
compulsivos", explicó a la AFP.
Finalmente, destacó "que carecen de protección y garantía de
los fondos depositados y
dinero ganado por los jugadores", y que "no hay control sobre la publicidad que
aparece
en dichos sitios" ni "sobre los datos personales de los individuos que se
registran
para jugar".
"La regla número uno es no tener expectativas de ganar",
aconsejó Dman en el chat.
En este sentido, estos sitios corren al menos con una ventaja respecto a los
reales:
como en cualquier casino, uno podrá perder hasta lo que no tiene, pero no tiene
por qué
salir de ellos cubriéndose con un barril. ntx |