El informe final, difundido hoy, de la segunda Conferencia sobre Filtros de
Internet, que se celebró el pasado día 11 en Hamburgo, lamenta la falta de
reacción de las autoridades ante ese fenómeno, resume su presidente, Bert
Weingarten.
Los atentados del pasado 20 de noviembre en Estambul y la serie de cartas bomba
que recibieron políticos europeos, al parecer preparados con explosivos de
fabricación casera, fueron el punto de partida de una investigación sobre la
presencia de instrucciones de fabricación en Internet.
Al introducir el concepto "fabricación de una carta bomba", un buscador como
Google arroja en cuestión de segundos cientos de direcciones con contenidos "muy
detallados" que permiten "también a personas sin experiencia técnica" la
fabricación de explosivos, señalan los expertos.
"Junto a instrucciones concretas para la fabricación de RDX, uno de los
explosivos de uso militar más efectivos, descubrimos numerosas instrucciones de
acceso libre para fabricar cartas bomba y minas terrestres", precisan.
El informe detalla cómo la red ofrece con una búsqueda sencilla instrucciones
para fabricar, además, otro tipo de explosivos -TNT, nitroglicerina, napalm-,
gases venenosos -cloro, azufre, ácido ciánico-, así como detonadores a través de
teléfonos móviles.
Todas ellas son "instrucciones detalladas para la fabricación de bombas,
completamente descodificadas, prácticamente para construirlas uno mismo".
El informe abunda también en la proliferación de pornografía infantil, foros de
suicidas y páginas de grupos extremistas de todo tipo, entre otros contenidos
cuya difusión, a juicio de los expertos, debería limitarse o, en algunos casos,
prohibirse.
El abogado Tobias Stroemer, autor de un artículo sobre los límites entre censura
y control incluido en el informe, señala que las leyes alemanas y europeas
permiten proceder "con éxito" contra los proveedores de esos contenidos.
Sin embargo, eso resulta a menudo difícil en la práctica, porque la mayoría de
esos contenidos se ofrecen desde el extranjero y además "muchos países están
incluso orgullosos de tener que tolerar declaraciones racistas o simple
pornografía para garantizar el derecho de información y de opinión".
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