Agencias - El sitio incluye un programa
matemático que al proporcionarle datos como la distancia del lugar del impacto,
la velocidad y dimensiones del asteroide, así como su composición determina las
posibles consecuencias del desastre.
Usando este sistema de cálculo si un meteorito de 100 metros de diámetro,
compuesto por piedra porosa, se estrellara a una velocidad de 51 kilómetros por
segundo e inclinación de 45 grados en una zona rocosa o tierra saturada de la
Ciudad de México crearía un cráter de
tres kilómetros de diámetro.
Generaría, asimismo, una onda sísmica de 6.2 grados en la escala de Richter y
energía equivalente a 2.44 x 102 Megatones de TNT, que provocaría una explosión
que se alcanzaría a ver a más de un kilómetro de distancia del sitio de impacto.
Poblaciones ubicadas a 100 kilómetros de distancia de la capital mexicana
resentirían los efectos del meteorito al provocar algunos vidrios rotos, el
movimiento de objetos y grietas en paredes de madera.
Residentes en dichas poblaciones serían despertados por un ruido equivalente al
que realizan camiones de carga muy pesados que pasan a muy corta distancia
A manera de comparación, el supuesto meteorito que habría creado el cráter de
Chicxulub, al caer hace unos 65 millones de años en las costas de la Península
de Yucatán, media 15 kilómetros de diámetro.
Dicho meteorito, que presuntamente provocó cambios climáticos y otros fenómenos
que contribuyeron a la extinción de los dinosaurios, habría generado una onda sísmica de 10.2 grados en la escala de Richter.
Se estima que los efectos del impacto del asteroide fueron resentidos a
distancias superiores a los mil kilómetros.
De acuerdo con astrónomos, las posibilidades de que un asteroide de dimensiones
importantes se impacte contra la Tierra son muy remotas.
Los creadores del portal de Internet con el programa para calcular la
devastación que podrían ocasionar los meteoritos son el profesor Jay Melosh y el
investigador adjunto e Gareth Collins, del Laboratorio Planetario y Lunar de la
Universidad de Arizona.
Asimismo, contribuyó al proyecto el estudiante en física e ingeniería
cibernética de la Universidad de Arizona Robert Marcus, quien forma parte
también del Programa Espacial Gant, auspiciado por la Administración Nacional de
Aeronáutica y el Espacio (NASA).
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