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Los comandantes de las Fuerzas desplegadas en Irak y los
servicios de inteligencia intentan controlar su existencia y también el uso que
de ellas hacen los soldados.
Y aunque habitualmente no son más fotos sin ningún valor
"estratégico" mostrando la vida en el campamento o las ruinas de la milenaria
civilización que se extendía a lo largo del Eufrates, estas son enviadas por
correo electrónico a familiares y parejas sin ningún tipo de control desde las
propias dependencias militares.
Sin embargo, y como se demostró en la reciente difusión de
las fotos de los prisioneros torturados en la prisión Abu Ghraib estas pueden
poner en serio peligro la reputación y la actividad de las fuerzas desplegadas
en el país árabe.
"La proliferación de cámaras digitales entre los marines
es obviamente una preocupación", dijo a la agencia Reuters el Teniente Ben
Deda. "Las Informaciones divulgadas instantáneamente son un problema. Hay
imágenes que son del campo de batalla y llegan a Internet en cuestión de
minutos. Durante la Segunda Guerra Mundial, las fotos acababan en cajas de
zapatos y los soldados las mostraban al cabo de muchos años a sus nietos",
añadió.
Sin embargo, el teniente aprecia que este tipo de imágenes
son "positivas para la moral de la tropa", aunque si algo sale mal es "fácil
que se esparza rápidamente por Internet"
Un tercio de los soldados tienen cámara
Según fuentes citadas por la agencia, uno de cada tres
soldados posee una cámara digital o desechable. Además, cualquiera puede
comprarlas en las propias tiendas situadas en las bases estadounidenses.
Un empleado de una de estas tiendas explico que vende un
promedio de unas veinticinco cámaras diarias y que es el producto más popular
entre la tropa. En las bases también se encuentras "cibercafés", el método
preferido por los soldados para mantenerse en contacto con los seres queridos y
mandarles las fotos tomadas durante la jornada.
Por el momento y según fuentes militares no existe una
prohibición sobre su uso, aunque se insiste en que sean cuidadosos. Aunque
muchos de ellos, con apenas 20 años, desean con las cámaras retratar aquellos
momentos más importantes para recordar el resto de sus vidas. Pueden ser los
amigos o también la cruda realidad de la batalla, o incluso la tortura a unos
soldados presos.
"Es como si fuésemos turistas. La mayor parte de las veces
es la típico foto diciendo, esta es mi tanque, o esto era una mezquita...",
muchos inician su álbum de recuerdos con las desechables aunque pasan
rápidamente a las digitales, su calidad es mayor y la imagen es instantánea.
Para la mayoría de estos soldados las cámaras fotográficas
han pasado a ser parte de su equipamiento y la llevan al campo de batalla para
tomar instantáneas que sirvan como recuerdo y poder decir "yo estuve allí".
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