Safelayer Secure Communications ha invertido alrededor de cuatro millones de
euros en cinco años en la puesta en marcha de su centro de Investigación y
Desarrollo (I+D) sobre certificación digital, situado en Barcelona, según
informó la compañía especializada en seguridad 'online' y firma electrónica.
Sus vicepresidente de Marketing y Ventas, Adrián Moure; y de Desarrollo
Tecnológico, Francisco Jordán; presentaron hoy el centro de I+D y realizaron un
balance satisfactorio de sus cinco años de funcionamiento, en los que Safelayer
ha destinado la mitad de su facturación a I+D.
El proyecto de Safelayer, fundada en 1999, tiene su origen en la Universitat
Politècnica de Catalunya (UPC) y en los trabajos de varios alumnos liderados
por uno de sus profesores. La tecnología innovadora que
desarrollaba atrajo la atención de la entonces Retevisión que entro en su
accionariado junto a otras grandes de la industria como INDRA y Euskaltel, entre
otras firmas. Desde entonces ha trabajado para diferentes ministerios,
parlamentos autonómicos y otras instituciones, así como bancos,
siendo la tecnología más usada en procesos de certificación e identidad digital
en España.
Su tecnología se encuentra detras de proyectos como el DNI
electrónico, el sistema certificación electrónica Ceres
de la Fábrica Nacional de la Moneda y Timbre, o los procesos de voto electrónico
que se pusieron en prueba en las pasadas elecciones.
No solo en España
Los éxitos de la jóven firma también han traspasado las
fronteras españolas. En América Latina esta al frente de distintos proyectos de
identidad digital, aunque los directivos hablan con orgullo de uno de los
grandes hitos de la industria tecnológica española, el haber conseguido un
contrato con la OTAN para la implantación de tecnología de
infraestructura de clave pública KeyOne que será incluida dentro
del sistema global de mensajería electrónica integrada de
esta organización militar.
Allí Safelayer compitió con las grandes multinacionales del
sector, incluidas las estadounidenses para hacerse con un contrato, que además
de la importancia del monto economico, representa un reconocimiento sobre la
seguridad de la tecnología desarrollada.
La compañía facturó 2,8 millones de euros en 2003, cifra que espera aumentar
este año entre un 33 y un 45 por ciento. El año pasado salió de números rojos,
ya que arrastraba pérdidas debido a las inversiones iniciales en I+D, y también
espera obtener beneficios este año.
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