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Agencias - Ha tenido que llegar la era de la globalización
para que alguien, en alguna parte, reflexione y pregunte a su lista de
contactos: "Si Superman es tan listo, ¿por qué lleva los calzoncillos por
fuera?", o incluya, en una interminable enumeración de las ventajas de ser
mujer, la de que "los hijos que tengas siempre van a ser tuyos".
Con más o menos gracia e ingenio, la moda de reenviar hasta
la saciedad estos textos de nueva creación con una subjetividad personal
implícita más o menos compartida es ya una práctica extendida que invita a unos
a leer el correo de principio a fin, mientras que otros no dudan en eliminarlos
con un golpe de ratón. El recopilador del libro, que
edita Aguilar, invita a su lectura definiéndolo como "un museo de ocurrencias
anónimas, una sucesión de geniales disparates coleccionados que no mejorará tu
cultura, ni tu prosa, ni tu autocompasión", pero que es la prueba de que
"personas como tú y como yo, en un momento dado, van y escriben una chorrada
genial". En estas páginas, un total de 184, se
confirma la existencia de personas con "Nombres increíbles, pero auténticos"
como Antonio Bragueta Suelta o Amparo Loro Raro; se enumeran "Doce bobadas para
no aburrirse en el supermercado", y "Treinta y dos maneras divertidas de
pedir una pizza por teléfono". También hay espacio
para las divagaciones lingüísticas que repasan la "riqueza del lenguaje
castellano, en el que una sola palabra, como por ejemplo 'cojones', posee
múltiples acepciones", dependiendo de su utilización y acompañamiento; y se
enumeran los diez mejores usos de la palabra "mierda" en la Historia universal.
En medio de semejante combinado brillan con luz propia las
"Grandes frases de Groucho Marx", de las que sirven de muestra:
"Disculpen si les llamo caballeros, pero es que no les conozco muy bien" o
"Es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas
definitivamente". La lucha de sexos merece un
capítulo entero en el que se contrasta la rutina de unos y otras antes de ir a
trabajar, e incluye una aclaración sobre cómo concibe el baño cada sexo, claves
para entender el idioma de hombres y mujeres, y una serie de reglas útiles para
hacer feliz a una mujer, entre las que figuran las que no suman puntos a favor
del hombre por hacer algo que ella espera.
En el apartado de curiosidades se citan leyes y sentencias "de
los yanquis" que rozan el ridículo y han contribuido a crear una imagen
"excéntrica" de la sociedad y las costumbres estadounidenses, sirviendo de
colofón un listado de las "Frases gloriosas de George W. Bush, presidente de
EEUU" y las "Cosas que
no sabrías si no fuese por las películas americanas".
El jefe, la directora de Recursos Humanos y el salario son
los temas en que se centran los correos del capítulo "Trabajo"; el de
"Informática" arranca con un debate sobre cuál es el género de los o las PC
u ordenadores personales; y el de "Motor" incluye consejos para conducir
por Madrid y curiosidades extraídas de partes de accidente.
Una larga lista de agradecimientos a quienes contribuyeron, con
sus e-mails, a dar contenido a este libro, cierra sus páginas, que el autor
remata con un "A mis hijos, que no tienen la culpa de tener un padre así"
y con la sugerencia de que, ante la posibilidad de que haya un segundo volumen
de la obra, aquel que lo desee envíe correos ingeniosos a
[email protected] . |