Agencias - Eran las 03,56 de la madrugada hora peninsular
española cuando Neil Armstrong dejaba la huella de su pie izquierdo en el
"Mare Tranquilitatis".
Las afortunadas, y escasas, familias españolas que tenían televisión pudieron
seguir junto a otros 500 millones de espectadores de todo el mundo lo que llegó
a considerarse uno de los momentos más importantes de la humanidad, junto al
dominio del fuego o la invención de la rueda.
Se llegó a hablar de una humanidad unida por esta gran ambición y de un antes y
un después de la llegada a la Luna, aunque después han sido muchas las veces en
las que se ha puesto en duda que aquel hecho llegara a producirse.
El 16 de julio de 1969, el cohete "Saturno V" despegaba de la plataforma
situada en cabo Kennedy impulsando al Apolo XI, que contenía al módulo de
comando Columbia y el módulo lunar Aguila.
En su interior estaban Armstrong, de 38 años, comandante de la Misión;
Edwin E. Aldrin ("Buzz"), de 39 años, piloto del Aguila y Michael
Collins, de 38 años, piloto del Columbia.
Después de recorrer los 380.000 kilómetros de distancia entre la Tierra y la
Luna, el día 19 de julio circunvalaban la Luna en el módulo y se colocaban en
una órbita a unos 110 kilómetros de la superficie lunar.
Armstrong y Aldrin pasaron al Aguila, mientras Collins se
convertía en el "hombre más solitario del universo", al quedarse
encargado de la dirección de la Columbia.
El día 20 se efectuaba la operación de separación del módulo de exploración
lunar con el que recorrerían los kilómetros que les separaban del satélite.
Eran las 03,42 de la madrugada del 21 de julio cuando se posaba en la Luna y se
podía oír a Armstrong decir "aquí base de la Tranquilidad. El Aguila ha
aterrizado".
Tras este breve contacto iniciaron la operación de despresurización de la cabina
del "Aguila", volvieron a comprobar los instrumentos y abrieron la escotilla.
A las 03,56, Armstrong colocaba su pie izquierdo en la superficie lunar mientras
su compañero le dirigía.
A las 04,16, Aldrin se unió a él y Armstrong dijo aquello de "es un pequeño
paso para el hombre, un salto gigante para la Humanidad".
La proeza necesitó diez años de preparación, para poder ser llevada a cabo con
éxito, del trabajo de 350.000 personas y de 24.000 millones de dólares. |