Según publican este viernes medios financieros, la empresa
estaría tratando de dar más tiempo a los fondos de inversión y a las entidades
financieras para que realicen sus peticiones de acciones.
Ello revela que el tramo institucional de esta colocación
todavía no está cubierto, pese a las expectativas que generó en un principio
esta salida a bolsa, la primera importante desde que estalló la burbuja
tecnológica. En los últimos días, los analistas y los
inversores institucionales han mostrado sus quejas por el alto precio que se ha
asignado a las acciones de Google, entre 108 y 135 dólares por título, muy por
encima de lo que considera el mercado. Además, la
posible decisión de demorar el inicio de la colocación se produce después de que
la empresa reconociera ayer, jueves, que emitió y entregó un paquete de acciones
a los empleados sin realizar la oportuna comunicación a la administración.
Ante los problemas legales que ello le podría suponer, la
empresa estaría tratando de recomprar estos títulos a los empleados, si bien muy
por debajo del precio que podría tener este paquete cuando cotizara en bolsa.
La compañía reconoció haber vendido en los últimos tres años
23,2 millones de acciones a actuales y antiguos empleados, cifra a la que se
añadieron otros 5,6 millones de opciones sobre acciones.
Ello supone que las acciones entregadas podría tener un valor
potencial de 3.100 millones de dólares, aunque la empresa ha dicho estar
dispuesta a recomprar el paquete por un precio de 25,9 millones de dólares.
Esta circunstancia, sin embargo, no parece ser el motivo del
retraso en la salida a bolsa, que responde más bien a la coyuntura bursátil y a
la evolución de la colocación entre inversores institucionales, según han
comunicado a algunos medios fuentes de la empresa.
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