España ocupa el cuarto lugar en la clasificación europea de
frecuencia de asistencia al cine por habitante y año. En 2003, cada español
adquirió 3,18 entradas, lo que sitúa a nuestro país sólo por debajo de
Luxemburgo (3,23), Irlanda (4,46) e Islandia (5,65). Nuestros vecinos franceses
acudieron a las salas 3,11 veces, mientras que los británicos lo hicieron casi
en tres ocasiones (2,99).
La lista la cierran Holanda (1,50), Finlandia (1,43) y Grecia
(1,09), según revela el Anuario SGAE 2004 de las artes escénicas, musicales y
audiovisuales, un informe sobre el estado del ocio y la cultura en España.
País |
Ocasiones |
Islandia |
5,65 |
Irlanda |
4,46 |
Luxemburgo |
3,23 |
España |
3,18 |
Francia |
3,11 |
Reino Unido |
2,99 |
Holanda |
1,50 |
Finlandia |
1,43 |
Grecia |
1,09 |
|
Comunidad |
Ocasiones |
Madrid |
4,7 |
Catalunya |
4,2 |
País Vasco |
3,6 |
Baaleares |
3,6 |
Canarias |
3,3 |
Valencia |
3,3. |
Melilla |
0,9, |
Castilla La Mancha |
1,6 |
Extremadura |
1,8 |
|
La cinefilia española se ve favorecida por el hecho de que éste
es uno de los países más baratos a la hora de ver una película. El precio medio
de la entrada es de 4,7 euros, sólo por encima de nuestros vecinos portugueses,
donde ir al cine cuesta un promedio 3,7 euros. Las localidades más caras, por el
contrario, se venden en Noruega y Suecia (8 euros), Islandia (8,3) y Suiza
(9,4). Cada español se dejó durante 2003 una media de 14,9 euros en los cines.
Por comunidades autónomas, son los madrileños quienes con mayor
asiduidad visitan las salas, con una frecuencia anual de 4,7 veces. Les siguen
catalanes (4,2), vascos y baleares (3,6) y canarios y valencianos (3,3). En los
últimos lugares figuran los melillenses (0,9), castellano-manchegos (1,6) y
extremeños, que acuden 1,8 veces al año. Por provincias, la clasificación la
encabezan los habitantes de Gerona, que van 5 veces al año.
‘Mortadelo y Filemón’, la más taquillera
En un año en el que el cine perdió cuatro millones de
espectadores con respecto a 2002 –circunstancia común a los países de nuestro
entorno- y la cinematografía española alcanzó una cuota de mercado del 15,8%
(13,6% en 2002), la película más taquillera fue La gran aventura de Mortadelo y
Filemón, que fue vista por casi cinco millones de asistentes y recaudó casi 23
millones de euros. Le siguieron en interés de los españoles Piratas del Caribe:
la maldición de la Perla Negra (4.841.334 espectadores y 22.228.956 euros) y El
señor de los anillos: El retorno del rey que, pese a haber sido estrenada el 18
de diciembre de 2003, obtuvo unas cifras espectaculares: 4.138.074 espectadores
y 19.967.997 euros.
Además de Mortadelo y Filemón, entre las cuarenta películas con
más de un millón de espectadores hubo otras tres españolas: Días de fútbol,
Carmen y El oro de Moscú.
Entre otras muchas variables relativas al cine, el Anuario SGAE
2004 recoge que el pasado año se exhibieron en España 1.881 largometrajes, 41
más que en 2002, de los cuales el 38,1% (716) tenía sello americano, el 22,1%
(416) español y el 14,5% (273) alemán. Esos filmes recaudaron un total de
636.143.521 euros, la mayor parte de ellos en Cataluña (más de 142 millones) y
Madrid (casi 137 millones).
Destacan datos como que el 19,7% de las películas exhibidas
(esto es, 370) pertenecían al género pornográfico, o que en las salas españolas
sólo se proyectaron 17 cortometrajes 3 menos que en 2002 , que fueron vistos por
30.610 personas.
Evolución del cine en España: 1968-2003
El seguimiento de la evolución de la exhibición cinematográfica
en España entre 1968 y 2003 refleja el cambio de la propia sociedad de nuestro
país. En aquel lejano año había nada menos que 7.761 pantallas repartidas por
todo el Estado, en las cuales se proyectaron 3.795 películas. El número de
espectadores entonces fue de algo más de 376 millones. En aquella España, sus
habitantes iban al cine una media de 11,33 veces al año. Estas sorprendentes
cifras se mantienen con ligeras variaciones a la baja durante los años del
franquismo. En 1975, las variables eran así: 5.076 pantallas, 4.175 películas
exhibidas, 255 millones de espectadores y una frecuencia de asistencia per
cápita de 7,2.
Como es lógico, a medida que la sociedad se moderniza y se
diversifica el ocio, el cine fundamental en los años sesenta pasa a un segundo
orden y deja paso a otros entretenimientos. Así, el año pasado había registradas
4.251 pantallas, en las que 135 millones de espectadores vieron un total de
1.881 películas. A lo largo de esos 35 años de estudio sobresalen aspectos como
la espectadular caída de espectadores durante la década que transcurre entre
mediados de los ochenta y mediados de los noventa, con un registro en 1988 de
tan sólo 69 millones de asistentes. O también el repunte en el número de
pantallas, que tras alcanzar la cifra de 1.791 en 1993, superó las 4.000 en
2002.
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