Agencias - La nariz electrónica, desarrollada en colaboración con las
empresas Arla Foods y Tholstrup Cheese, será puesta en circulación
antes de Navidad y podrá ahorrar a las centrales lecheras un espacio
de almacenaje muy costoso al poder decidir con mucha más rapidez de lo que se ha hecho hasta hoy si merece la pena guardar el queso.
El dispositivo, que consta de doce sensores que reaccionan al
entrar en contacto con determinadas sustancias, ha sido puesto a
prueba sólo con algunos tipos de queso, pero la intención es que en
un futuro próximo pueda analizar todos los quesos, en los que los
olores van cambiando con el tiempo de maduración.
"La nariz electrónica funciona como un bebé, en un principio debe
reunir mucha información. Pero a cambio, te da la oportunidad de
localizar muy rápidamente problemas eventuales", dice el catedrático
Per Vaeggemose Nielsen, uno de los responsables del invento.
Per Vaeggemose considera que cuando las centrales lecheras hayan
utilizado la nariz durante un año, ésta podrá encontrar la relación
entre la calidad de los quesos y factores como la temperatura, la
humedad, la madurez y otros.
La nariz reflejará en una tarjeta de calidad dónde existen los
problemas
|