El pasado martes Jeffrey Lee Parson, de 19 años, se declaró
culpable de haber escrito una variante del gusano Blaster (conocido también como
Lovsan).
La confesión llegaba exactamente un año después de que este virus se propagase
por primera vez, el 13 de agosto de 2003, y de que Parson fuera capturado por el
FBI, pocos días después de esa fecha.
Parson (conocido como "Teekid" en la red), admitió haber modificado el Blaster y
de propagarla manualmente a 50 ordenadores que él había hackeado previamente.
En pocas horas, esta variante conocida como Blaster.B, infectó a cientos de
miles de ordenadores de todo el mundo, aunque sus efectos fueron muy inferiores
al caos que causo el Blaster original
La detención de Parson, ocurrida el 29 de agosto de 2003 y gracias a un error
atribuible solo a su "inocencia juvenil" o inexperiencia en este terreno (una
puerta trasera de Blaster.B conectaba a los ordenadores infectados con su propio
sitio personal) no consiguió desvelar la autoría de la versión original del
código malicioso.
Hoy un año después del ataque que supuso la llegada del Blaster original sigue
sin conocerse quien fue su autor.
Algunos comentarios aparecidos en los códigos de los virus que han azotado la
red en los últimos meses apuntarían a que tras este y otros se encontrasen
equipos de programadores expertos y que el objetivo final fuese acumular
millones de direcciones "validas" que luego eran vendidas a spammers. Pero son
solo suposiciones.
Los investigadores y expertos en seguridad siguen intentando localizar a este o
estos. Buscan minuciosamente en los códigos la presencia de mensajes "ocultos",
analizan códigos intentando encontrar semejanzas en las rutinas. Es un trabajo
de paciencia...
Aunque no son los únicos. El "se busca" lanzado por Microsoft, ofreciendo una
recompensa de 250.000 dólares sigue vigente y muchos miles más escudriñan
también los foros y grupos especializados intentando localizar a los autores
sobre los que pesa una recompensa sobre su captura.
Y posiblemente por ello el autor o autores de Blaster siguen agazapados, quizás
a la espera de lanzar un nuevo ataque más destructivo o habiendo olvidado
totalmente su pasado.
Mientras tanto el autor o autores de Blaster han pasado ya a formar parte de esa
galería de personajes anónimos que miles de jóvenes adoran en todo el mundo y a
los que desean imitar con nuevos asaltos o códigos maliciosos. Aunque, como ya
se demostró con los creadores del Blaster.B o del Netsky, no todos tienen la
misma suerte y pueden acabar pasando un largo periodo entre rejas.
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