AGENCIAS - Todos los Estados de la Unión Europea (UE) están
obligados desde el pasado viernes a promover el reciclaje y la reutilización de
los equipos eléctricos y electrónicos, así como limitar las sustancias tóxicas
que contienen. No en vano, de los 2.000 millones de toneladas de basura
desechada por los europeos cada año, un 4% es de aparatos eléctricos y
electrónicos, según datos de la Comisión Europea. Una cantidad que tiende a
aumentar entre dos y tres veces más rápido que otros tipos de basura.
Televisores, lavadoras, frigoríficos, teléfonos móviles... son sustituidos cada
vez con mayor frecuencia en todos los hogares europeos. El resultado: 14 kilos
por persona y año en este tipo de desechos. La mayoría acaba en los basureros
municipales donde su eliminación libera contaminantes al aire, al suelo y al
agua, que pueden tener efectos nocivos para la salud. Por ello, acaban de entrar
en vigor (13 de agosto) dos directivas que fueron aprobadas por el Ejecutivo
comunitario en 2002: la DEEE y la LDSD. La primera se refiere a los desechos de
equipamientos eléctricos y electrónicos y obliga a los Estados a implantar
sistemas de recogida, evaluación y reciclaje para ellos. La segunda, sobre
limitación de las sustancias peligrosas, pretende restringir tóxicos como el
plomo, el mercurio, el cadmio, el cromo y los retardantes en los equipos
eléctricos vendidos después de julio de 2006.
Hasta ahora, Grecia es el único país que ha adoptado las medidas legislativas
nacionales que aseguran la trasposición de ambas normas comunitarias. El resto
de los 24 países continúan sin respetar la fecha límite. Una cuestión sobre la
que se expresó con decepción la comisaria europea de Medio Ambiente, Margot
Wallström. "Las dos nuevas directivas pondrán fin a esta situación, pero sólo
cuando sean traspuestas al derecho nacional", precisó la comisaria.
Las dos normas europeas exigen a los fabricantes que conciban y realicen sus
productos para facilitar su desmontaje, reutilización y reciclaje, así como que
asuman los costes que originen, en especial, los de recogida. La decisión de la
Comisión prevé que los países miembros recojan, al menos, cuatro kilos de estos
aparatos por habitante y año. Hoy día, sólo seis países (Austria, Bélgica,
Dinamarca, Holanda, Suecia y Reino Unido) cuentan con sistemas de recogida de
aparatos electrónicos desechables. |