El tribunal falló a favor de Grokster, entre otras compañías, y
dijo que el remedio a la piratería buscado por los estudios de cine y música
llevaría a una revisión total de los estándares actuales los de derechos de
autor, que la corte calificó de "poco aconsejable" y mejor dejarlo para el
Congreso estadounidense.
El panel de tres jueces dijo que la historia ha demostrado que con las nuevas
tecnologías los mercados tienen una forma de corregirse a sí mismos.
"En consecuencia, es prudente que los tribunales actúen con cautela antes de
alterar las teorías de responsabilidad para atender abusos específicos en el
mercado", escribieron los jueces en su fallo.
La corte señaló que las redes de intercambio de archivos, como los aparatos de
vídeo, no deberían ser ilegalizadas porque tienen usos legales sustanciales
basados en precedentes establecidos en la década de 1980 cuando los estudios
cinematográficos lucharon contra los vídeos.
En juego en la disputa están, quizás, millones de dólares en futuros ingresos en
el creciente mercado de descargas de películas y música digitales por Internet,
un negocio que los sellos discográficos ya se han tomado en serio y que los
estudios de Hollywood han comenzado a explorar seriamente.
La industria musical ha sufrido una caída en sus ventas en los últimos años y ha
acusado de ello al intercambio ilegal de archivos de música, aunque otros dicen
que la causa es la mala calidad de la música.
La Asociación de la Industria Cinematográfica de Estados Unidos sostiene que la
copia ilegal de películas en vídeo cuesta a la industria unos 3.500 millones de
dólares (unos 2.830 millones de euros) al año y teme que la piratería digital
agrave este problema.
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