La vuelta de las vacaciones de los ingenieros y profesionales TI puede suponer,
para más de uno, un trauma. No estamos hablando de la ya conocida "depresión
post-vacacional", sino de la presión que deberán soportar a la hora de decidir
si actualizan, o no, sus sistemas Windows al nuevo update para XP, el SP2.
La mayoría de los profesionales, reconoce que esta viene a solucionar parte de
sus peticiones. Una mayor seguridad de los sistemas, bloqueo a códigos
maliciosos y pop-ups con "sorpresa", facilidad en la puesta en marcha de redes
inalámbricas... aunque todo ello a costa de modificar algunos parámetros que
puede provocar un mal funcionamiento de las aplicaciones hasta ahora usadas.
Y eso si que es un problema.
Como lo reconocen un 63% de los directores TI estadounidenses que respondieron a
una encuesta de InsightExpress, al afirmar que la instalación de la
actualización será la mas complicada de las hasta ahora realizadas.
Por no hablar del 3% que incluso llegaron a afirmar que su "presión sanguínea
sube solamente al pensar en instalarla".
Bloquear el update automático
Una de las primeras preocupaciones de los empleados del departamento informático
es evitar que los sistemas instalen automáticamente la actualización, a través
del propio recurso que incorpora Windows.
Según relata la empresa de seguridad Mi2g, un 50% de las empresas están optando
por la instalación manual y selectiva para intentar disminuir los problemas que
puede causar la actualización a Windows XP SP2.
"Muchos directores de tecnología ven el SP2 como una amenaza a sus operaciones.
Una actualización de seguridad forzada que puede reducir la confianza y la
disponibilidad del sistema para aplicaciones criticas y software antiguo", dice
el presidente de la consultora, D.K. Matai.
Sin embargo, este insiste en que estas preocupaciones no deben significar un
impedimento para la actualización de los sistemas, ya que aquellas que no lo
hagan corren el riesgo de encontrarse con sus sistemas desprotegidos.
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