Se acabó compartir cuarto con el compañero que ronca, masca
chicle a todas horas o deja los calcetines sucios encima de la mesa.
Como tantas otras cosas que se antojaban poco menos que
imposibles no mucho tiempo atrás, el compañero ideal ya está al alcance de unos
clic de ratón en las universidades de EEUU que incorporan servicios de compañero
de habitación que no desmerecen a los de las agencias matrimoniales.
Hasta hace poco correspondía a las oficinas universitarias
acomodar a los estudiantes en los colegios mayores o residencias, en la mayor
parte de los casos al azar.
Pero ahora cada vez más instituciones, como la Universidad de
Utah, la de Kentucky o Georgia State (en la capital estadounidense), usan
programas informáticos que permiten que los alumnos tomen las riendas y
establezcan sus preferencias en lo que se refiere a hábitos de limpieza,
deportivos e incluso gustos literarios o cinematográficos.
El software de WebRoomZ (www.webroomz.com), una empresa con sede
en Atlanta (Georgia), se ha convertido en una de las herramientas más exitosas
en este aspecto.
El programa funciona de la siguiente manera: el estudiante
recibe una clave y una contraseña e introduce sus datos en un cuestionario en
profundidad.
Posteriormente, el software arroja una lista de candidatos
compatibles y su contacto, de manera que ambas partes pueden escribirse o
llamarse por teléfono para comprobar si están hechos el uno para el otro.
Un servicio que a buen seguro habría encantado al presidente de
Microsoft, Bill Gates, quien en sus tiempos estudiantiles en Harvard vivió con
su media naranja profesional, el director ejecutivo del gigante informático
Steve Ballmer.
Una investigación del Williams College, en Massachusetts,
encontró que los compañeros de habitación tienen un gran peso en lo que se
refiere al rendimiento académico y, sorpresa, influyen en otros aspectos de la
vida cotidiana como la tendencia política.
Algunos expertos recuerdan además que, a diferencia de lo que
ocurría en el pasado, muchos estudiantes de hoy en día nunca han compartido
habitación con un hermano, por lo que encontrar una persona con la que se lleven
bien es más importante que nunca.
El sistema, no obstante, tiene sus detractores.
Estos recuerdan que en algunos casos son los padres los que
rellenan los cuestionarios y no dudan en mentir sobre las cualidades de los
vástagos ante la promesa de que estos compartan vida con un buen estudiante.
Otros críticos piensan que el sistema elimina la posibilidad de
establecer una relación muy íntima con alguien diferente, mientras que un tercer
grupo señala que, al final, la suerte u otros factores impredecibles pesan más
que cualquier software.
A este tercer grupo pertenece Jerry Dieringer, directora de
alojamiento de la Universidad Towson, en Maryland, quien cree que el azar
conduce a los mismos resultados que los cuestionarios.
Pero el azar también puede jugar muy malas pasadas: Will Collins,
antiguo estudiante de ingeniería en San Francisco State, está convencido de que
un servicio como el que existe en la actualidad le habría ahorrado no pocos
malos tragos en su juventud.
"Mi compañero de habitación se dormía todas las noches
escuchando la radio", señala Collins, "y acto seguido comenzaba a roncar. Las
ojeras me llegaban a los pies", informa EFE |