El presidente Bush dejó pasar el plazo para extender una ley
que, hasta ayer, prohibía la venta de 19 potentes armas semiautomáticas,
incluidos los fusiles de asalto Kalashnikov.
Kerry dijo que con esto Bush sólo ayudó a “sus cófrades en la industria de
las armas”.
El portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, afirmó que
las acusaciones de Kerry suponen “un nuevo ataque falso” y explicó que
Bush quería mantener la prohibición, pero que el Congreso no lo hubiera
aceptado.
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