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Agencias - Estos servicios siguen la pista a las misivas de
forma clandestina, lo que constituye una especie de espionaje sobre un medio que
cada vez más a menudo se utiliza como sustituto del teléfono o del correo
tradicional.
La idea no es nueva, ya que los programas de correo electrónico
como Outlook o Eudora ofrecen la posibilidad de obtener un recibo que confirma
que el receptor abrió el e-mail en cuestión.
Sin embargo, compañías como ReadNotify.com, ReturnReceipt.com o
didtheyreadit.com mantienen esta información en secreto. Es decir, el
destinatario ignora que el correo incluye un recibo.
Así, los clientes de estas empresas que, según aseguran, también
funcionan en programas basados en la web, como Hotmail o Yahoo, reciben un
mensaje donde se les informa de la hora, el lugar aproximado en que se abrió la
misiva, el tiempo que el destinatario tardó en leerla e incluso el número de
veces que se mantuvo abierta en el ordenador.
Didtheyreadit ("¿lo han leído?", en inglés), una de las empresas
más populares, cuesta unos 50 dólares al año, pero quienes deseen probarlo
primero también pueden suscribirse a la opción gratuita, que permite enviar un
pequeño número de "mensajes certificados" al mes.
Este y otros servicios se basan en unos pequeños ficheros
gráficos que van embebidos en cada mensaje. Cuando el destinatario abre el
e-mail, el fichero es capaz de grabar las circunstancias del intercambio, como
la hora o la localización geográfica aproximada.
No obstante, su funcionamiento no está garantizado al cien por
cien, señalan expertos informáticos, ya que algunos servicios de e-mail pueden
configurarse para evitar que el ordenador descargue estos pequeños espías.
Alex Rampell, presidente de la compañía de software que lanzó
didtheyreadit.com, compara su servicio con el telefónico que permite saber cuál
es el número entrante, una comparación que no ha hecho ninguna gracia a las
asociaciones de defensa de la privacidad de EEUU, que creen que supone una
vigilancia encubierta.
El Centro para la Privacidad de la Información Electrónica, por
ejemplo, indica que los "spammers" o propagadores de correo basura pronto
podrían comenzar a emplear estos métodos para recabar más información sobre los
hábitos de los consumidores.
Pero es precisamente el "correo basura" lo que dio pie al
nacimiento de estos servicios, ya que los filtros "antispam" cierran el paso a
muchos correos legítimos.
Rampell lo ilustra con el siguiente ejemplo: la mayoría de los
filtros impedirán que llegue al buzón del internauta un correo con la palabra
Viagra.
Esto significa que, en la mayor parte de los casos, los
internautas que se apelliden Pfizer -el nombre de la farmacéutica que fabrica el
medicamento contra la impotencia- no conseguirán que sus misivas lleguen a buen
puerto, algo grave si, por ejemplo, están buscando trabajo y desean hacer llegar
sus currículum.
Rampell recuerda, además, que cada vez que te conectas a
Internet ya es posible saber dónde estás, en virtud de la infinidad de
"programas espía" en el mercado, e indica que lo único que pretende su empresa
es "dar tranquilidad".
De modo que cuidado con la próxima vez que se asegure que nunca
llegó ese e-mail. Ya no hay excusas
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