En la presentación se destacó el futuro de esta tecnología, que ya está madura, y que puede tener un gran papel en las telecomunicaciones de voz sobre IP (Internet) y en su conexión con la red de tercera generación de telefonía móvil UMTS.

Explicaron que el bajo coste del despliegue de esta tecnología ha hecho que inicialmente fueran las comunidades de usuarios las que desplegaran, sin ningún orden, pequeñas infraestructuras, pero que si el desarrollo sigue en esta línea puede causar su fracaso por la
interferencia de las redes.

Señalaron la necesidad de que el despliegue se haga de forma ordenada y contando con proyecto técnicos realizados por ingenieros. De esta forma, dijeron, se evitará que se utilice una potencia radioeléctrica superior a la permitida, como está sucediendo en muchas ocasiones, y así se garantizará la calidad del servicio. El COIT aconseja diseñar e implantar un buen plan de seguridad e irlo adaptando al crecimiento y evolución de la red.

Los representantes del colegio explicaron que el alcance de estas redes es proporcional a la potencia y que es preciso controlar estas emisiones de acuerdo con la normativa, para evitar así incrementar la potencia para llegar más lejos.

Para este colegio, el éxito del Wi-Fi dependerá de que el estándar evolucione de forma adecuada, de que la industria aporte productos de calidad y de la existencia de operadores fiables que garanticen un despliegue riguroso y una calidad óptima de servicio.

Los ingenieros de telecomunicaciones opinan que estas redes son "un elemento clave" para eliminar la llamada brecha digital y que por ello las administraciones públicas deben apoyar el desarrollo y despliegue de esta tecnología.

En los cuatro años de existencia de esta tecnología ha logrado ya 50 millones de usuarios y las previsiones cifran en más de 700 millones los usuarios futuros en el mundo en 2008. En España, el número de redes Wi-FI a finales de 2003 era de tres mil y se espera que se superen las 12.000 en 2008.