DPA - Después de las elecciones del año 2000, los demócratas
atribuyeron al 2,7 por ciento de los votos que recibió Nader la victoria del
republicano y actual presidente George W. Bush. Esta vez intentaron todo para
persuadir a Nader de que se retire de la carrera: cartas y discursos de
disuasión, campañas de difamación e incluso los tribunales. Pero ha sido un
éxito a medias: Nader se puede presentar en 34 de los 50 estados
norteamericanos.
Los encuestadores no se ponen de acuerdo sobre la dimensión
que el "factor Nader" tendrá el 2 de noviembre. Al contrario que en el año 2000,
esta vez temas como las guerras contra el terrorismo y la presencia
estadounidense en irak serán decisivos.
Nader nació el 27 de febrero de 1934 en Winsted, estado de Connecticut, en el
seno de una familia de inmigrantes libaneses.
Estudió abogacía en la exclusivas universidades de Princeton y Harvard.
A principios de los años 60 comenzó a representar ante la Justicia a
consumidores estafados. En 1990 lo asaltó la idea de fundar un partido que
quiebre el tradicional bipartidismo estadounidense y defienda mejor los
intereses de ciudadanos y consumidores.
Al contrario que en 1996 y 2000, los Verdes estadounidenses no han designado a
Nader como candidato oficial para los comicios del 2 de noviembre. El abogado
defiende su presentación como independiente argumentando que "demasiado poder
y demasiada riqueza descansan en muy pocas manos".
Nader se define un defensor de los consumidores, un enemigo
de las grandes corporaciones y fue uno de los criticos del acuerdo que alcanzo
el Gobierno con Microsoft para cerrar el largo proceso que a punto estuvo de
dividir la empresa a raíz de una de decisión muy polémica de un juez federal que
ante todo nada tenia de objetivo. También se enfrentó a Google, cuando este
lanzo GMAIL criticando el ataque a la privacidad que suponía la inclusión de
sistemas que recopilasen información de los usuarios para servirles publicidad
personalizada.
Durante la campaña, Nader aseguró que la Casa Blanca no pertenece ni a
demócratas ni a republicanos. El país necesita más competencia para que los dos
grandes partidos, que en su opinión manejan la política norteamericana como un
oligopolio, no negocien el bienestar de los estadounidenses "con el mejor postor
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