"No se puede justificar el colocar el dinero ciegamente en
empresas que no actúan de forma honorable", dijo Anderson Allen, un empleado
de una organización no gubernamental que tiene parte de su plan de pensión
invertido en "Opción Social", un fondo mutuo "social" que no compra
acciones en ciertos sectores.
Para Allen, empresas "no honorables" son las tabaqueras, porque saben
desde hace mucho tiempo que sus productos son dañinos, o las armamentísticas,
que fabrican las armas con las que regímenes totalitarios reprimen a la
población.
"Mirar sólo a la rentabilidad de la inversión hace olvidar la responsabilidad
personal sobre las acciones" de las compañías donde uno coloca su capital,
explicó.
Allen es uno de los miles de personas que en Estados Unidos usan criterios
éticos o religiosos para invertir.
En 2003, este grupo de inversores colocó 151.000 millones de dólares en fondos
mutuos "sociales", dijo a EFE Todd Larson, portavoz del Foro de Inversión
Social, una organización que promueve estas inversiones.
Los fondos mutuos permiten a los pequeños inversores comprar participaciones en
una canasta de acciones y bonos diversos, escogidos según algún criterio
específico.
En el caso de los fondos mutuos sociales, sus gerentes a menudo sólo compran
títulos de empresas que respetan los derechos humanos y el medio ambiente, y que
tratan bien a sus empleados.
Por ejemplo, "Opción Social", el fondo ofrecido por la empresa TIAA-CREF
en el que ha puesto su dinero Allen, no invierte en energía nuclear o en el
juego, y favorece a compañías que pagan "salarios justos" y cuya gerencia
incluye a mujeres, entre otros factores.
"Fondo del vicio" No obstante, existe la otra
cara de la moneda. "Los fondos mutuos sociales hacen a una persona sentirse
bien, pero a la misma gente le gusta beber una cerveza", dijo a EFE Dan
Ahrens, gerente del "Fondo del Vicio".
Este fondo invierte su capital de 15 millones de dólares sólo en empresas de
juego, tabaco, alcohol y defensa.
La idea le vino a Ahrens durante la recesión de 2001 en Estados Unidos, cuando
se percató de que los títulos de estas compañías no caían tanto como el resto de
la bolsa.
"La gente sigue bebiendo, fumando y jugando sin importar lo que le pase al
mercado (bursátil) o a la economía", explicó.
Ahrens resaltó que las empresas en las que invierte actúan de forma responsable
y, por ejemplo, los fabricantes de alcohol donan una parte de sus beneficios
para ayudar a los adictos.
A su juicio, se está produciendo una "reacción negativa" entre los inversores
hacia los fondos mutuos sociales, porque los criterios de selección usados por
algunos de ellos contradicen los de otros y además hay muchos que ofrecen
resultados económicos "mediocres".
En cambio, para Larson la variedad de parámetros de elección es uno de los
atractivos de estas inversiones. "Uno puede encontrar un fondo que se adecúa
a sus valores y puede apoyar el tipo de mundo que quiere", dijo.
Buenas ganancias Sobre sus rendimientos,
efectivamente hay fondos mutuos sociales que producen menos que el resto del
mercado, pero otros lo superan.
Por ejemplo, el "Pax World Fund" ha aventajado en promedio al S&P500 en
la última década, aunque no en 2003, cuando subió un 17,27 por ciento frente al
28,36 por ciento que registró este índice.
El "Pax World Fund" es el abuelo de los fondos mutuos sociales. Nació el 10 de
agosto de 1971, cuando los soldados estadounidenses estaban hasta el cuello en
la selva vietnamita, como el primer mecanismo de inversión en EEUU para personas
que no querían que su capital financiase a la industria armamentística.
Sus fundadores fueron Luther Tyson y Jack Corbett, dos trabajadores de las obras
sociales de la Iglesia Metodista, que lo abrieron con 101.000 dólares.
La idea sedujo a mucha gente con los mismos problemas de conciencia. Desde
entonces han aparecido otros 200 fondos mutuos sociales en EEUU, 280 en Europa y
un número menor en el resto del mundo, según Larson. |