Aznar manipuló

Maestro de insidias Particularmente insidiosa -aunque bastante chusca, si bien se mira- fue la atribución de un papel conspirativo a los medios (con repetidas falsedades atribuidas a la cadena SER), o la desfiguración del contenido de sus llamadas a directores de periódicos (Editorial / El País)	El Aznar de siempre Su reaparición pública tiene, sin embargo, la virtud de refrescar la memoria sobre la razón principal de aquel vuelco: el rechazo a una cultura política, de la que Aznar no se ha apeado, caracterizada por la incapacidad de admitir el error propio y por la obsesión de deshacer al adversario (Editorial / El Periódico)	"Ellos, el PP lo hicieron todo bien, nunca mintieron al otorgar a ETA la autoría de los atentados (..) y fueron finalmente victimas de una gran conjura político-periodistica para sacarlos del poder. Alguna falsedad, medias verdades -las peores mentiras- e intentos escondidos pero constantes de desligitamización de lo que decidió la sociedad española el 14 de marzo, todo mezclado con una dosis de serena indignación". (Editorial/El Punt)

Aznar convenció

Aznar, sólido en la defensa, incisivo al contraataque El único momento en el que Aznar abandonó el tono de contención y se dejó llevar por los sentimientos fue cuando atribuyó al PSOE veladamente, y a la Ser directamente, la intención de «fabricar una gran mentira» e instigar el acoso a las sedes del PP el 13-M. (Editorial / El Mundo)	Contundente Aznar La principal aportación de Aznar a la justicia histórica con su Gobierno y con su partido ha sido la de no eludir su comparecencia ante el Parlamento y ante la opinión pública; la de no rehuir el cuerpo a cuerpo con todos y cada uno de los grupos que imputaron la responsabilidad del 11-M a su política exterior, en particular a la guerra en Irak, como lo hizo explícitamente el ahora presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero (Editorial / ABC)	Aznar convence La catarata de datos certeros, las detalladas y calculadas respuestas a los comisionados, a los que llegó a colocar en situaciones insostenibles, como en los casos de Joan Puig (ERC), Gaspar Llamazares (IU) o Emilio Olabarría (PNV), e incluso a desarbolar hasta hacer perder un tanto los papeles, como el socialista Álvaro Cuesta, configuraron un balance claramente a favor del compareciente. (Editorial / La Razón)
NO hubo vencedores

Un Aznar granítico Se puede decir, después de casi once horas de comparecencia, que el ex presidente se movió al hablar de su actuación y la de su gobierno entre la verdad única y la gestión perfecta en todas las actuaciones (..) Y ahora sabemos fehacientemente que ninguna de las dos cosas aguantan un mínimo repaso a las hemerotecas de aquellos días. Los miembros de la comisión que investiga el 11-M (a demasiados les faltó rigor en las preguntas y les sobró discurso político) no consiguieron que Aznar se apartara lo más mínimo de un mensaje buscadamente inmutable que había preparado muy a fondo. Y, al final, una sensación muy compartida: Aznar no salió malparado del debate. (Editorial / La Vanguardia )	Ajuste de cuentas La comparecencia del ex presidente José María Aznar en la comisión parlamentaria de investigación del 11-M certificó que estaban justificadas las dudas sobre la utilidad de este instrumento excepcional con que cuenta el Congreso para asignar responsabilidades políticas en situaciones de especial gravedad y alarma. El Congreso se convirtió en un territorio de ajuste de cuentas entre el Partido Popular y el resto de grupos sobre las supuestas responsabilidades políticas de unos y otros, sin que ninguna de las partes aportase nueva luz. La comisión se ha situado en una vía muerta. (Editorial / El Correo )
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