IBLNEWS - Cuando los dos estudiantes de la Universidad de Georgia se
comunicaron finalmente al cuarto día, discutieron: fue un acalorado diálogo por
teléfono celular mechado con disculpas por mensajes de texto.
La frustrada Rainie decidió que ya no quería que él fuese su acompañante al
baile de su fraternidad estudiantil.
"¿Tres días? ¡Es una eternidad!", explicó.
Para una generación acostumbrada al contacto inmediato _principalmente por
mensajes instantáneos, teléfonos celulares y correo electrónico_ la queja de
Rainie no parece descabellada, especialmente dado que ella y sus pares se
sienten perfectamente cómodos desenvolviéndose en una esfera social en la que
los encuentros personales dan prioridad al contacto cibernético.
Pero no está claro si la relativa facilidad de las comunicaciones digitales
promueve u obstaculiza el desarrollo evolutivo de los adultos jóvenes. Si bien
puede ampliar sus círculos sociales, también plantea el interrogante de si se
resienten sus capacidades para manejarse en el mundo palpitante de la realidad.
"A veces añoro los días en que los chicos estaban afuera jugando y no estaban
tan enchufados", comenta Sid Royer, abogado de Seattle con una hija de 18 años y
un hijo de 21. "En cierta medida afecta su creatividad y su amplitud de
atención, y prevalece el deseo de tenerlo todo inmediatamente".
Pero por otra parte, "de no ser por los teléfonos celulares y el correo
electrónico, yo tendría mucho menos contacto con mis hijos" que estudian afuera,
admitió.
Para mejor o peor, la nueva era ya está aquí.
Las parejas jóvenes se profesan amor en sus perfiles del sistema de mensajes
instantáneos. Para los adolescentes, los espacios interactivos en la red (blogs)
y otras revistas de internet _públicas o semipúblicas_ se han convertido en
confesionarios que pueden elevar los chismes a un nuevo nivel, encendiendo las
llamas de los rumores y escándalos en los círculos estudiantiles.
Otros están creando grupos de estudio y azuzándose mutuamente _diciendo
esencialmente "¡eh!"_ por medio de una nueva popular red "en línea" llamada
thefacebook que circula en 200 establecimientos de enseñanza superior.
"Los artefactos digitales son hoy el lubricante social", comentó Derek White,
vicepresidente ejecutivo de Alloy Inc., firma de comercialización e
investigación en el mercado juvenil.
A la vez que aumenta el tiempo que pasan frente a sus computadoras, los
adolescentes dedican menos tiempo a otras actividades sociales. En una encuesta
del 2004 a jóvenes de 13 a 18 años, White dijo que el número de adolescentes que
va a los centros de tiendas y concierta citas se redujo en un 5% en comparación
con 1997. El número de jóvenes que asistía a bailes bajó el 10%.
Chris Saribay, de 17 años, de Hawai, dejó completamente el ámbito escolar para
matricularse en una escuela secundaria pública totalmente "en línea", donde
atiende disertaciones por vídeo o se comunica frecuentemente con sus profesores
con mensajes instantáneos o correo electrónico. Pero el muchacho no se siente
solitario para nada: tiene amigos de todo el mundo y ha colmado con el máximo
permitido de 200 nombres su lista de contactos para los mensajes instantáneos.
Se hizo amigo íntimo de Clark Mueller, de 18 años, que vive en Columbia, Misurí,
después que Mueller le pidió a Saribay _o más bien a su seudónimo de
hawaiiansuperman_, en un foro de comunicación para entusiastas de Macintosh,
consejos sobre lo que más convenía visitar en Hawai.
Los dos grandes amigos no se han conocido en persona. Pero se han observado
mutuamente durante sus conversaciones por la internet, utilizando un popular
programa de videoconferencias con el programa Instant Messenger (Mensajero
instantáneo).
"Es estupendo: hace 50 años esto era imposible. Uno tenía amigos en un rango,
digamos, de 8 kilómetros", conjeturó Saribay. "Pero en esta generación nos
podemos comunicar con quien queremos: el tiempo y el espacio no cuentan".
Contrariamente a lo que se supone, los jóvenes pasan la mayoría de su tiempo "en
línea" comunicándose con conocidos y no con extraños, observó Elisheva Gross,
investigadora de sicología en el Centro de Medios Digitales para Niños en la
Universidad de California en Los Angeles.
Lejos de estar sumergiéndose en un "agujero negro" social, utilizan medios de
alta tecnología para mantener o expandir su red de relaciones. "Se usan para
comunicarse con los amigos, para aliviar el hastío o para flirtear", dijo Gross.
Y mientras los expertos coinciden en que las comunicaciones en el mundo virtual
pueden ser tan maravillosas o dolorosas como en el mundo real, los sicólogos
recién están empezando a estudiar el modo en que esas interacciones a distancia
afectan el desarrollo social de los adolescentes.
Las observaciones iniciales indican que, más que conformar la personalidad, el
uso de las comunicaciones "en línea" extienden los hábitos y características
existentes.
"Si no son físicamente activos, creo que la internet sencillamente los impulsa
en la dirección de la inactividad", opinó Kaveri Subrahmanyam, profesor adjunto
de desarrollo infantil en la Universidad de California en Los Angeles. "Pero si
ya son activos, la internet no los torna inactivos, sino que promueve su
actividad".
Por ejemplo Gabby McCone, de 15 años, de Seattle, se pasa horas "en línea"
intercambiando mensajes instantáneos con sus amigas, pero también integra el
equipo de baloncesto de su escuela y toca la guitarra, para la cual busca
partituras en la internet.
"Los adolescentes están haciendo el mismo tipo de cosas, aunque de modos
diferentes a lo que se hacía antes", precisó Subrahmanyam. "No están reuniéndose
personalmente con sus amistades con la misma frecuencia, pero así es como hemos
cambiado todos. De modo que no podemos comparar a los adolescentes de hoy con
los de hace veinte años".
Casi tres cuartas partes de los adolescentes en Estados Unidos usan la internet,
y la mitad dice que los recursos "en línea" mejoran sus amistades, según un
estudio del 2001 efectuado por el Pew Internet and American Life Project
(Proyecto Pew de la Vida Estadounidense & la Internet).
Gabriel Goldstein, estudiante en la Universidad James Madison en Virginia, y su
ex novia de secundaria pasan al menos el 90% de su relación dialogando por la
internet.
"Es rápido y conveniente", dijo el muchacho de 18 años. "Es más fácil decir lo
que uno prefiere no decir por teléfono. Y no hay que estar presente para ver el
rechazo o la reacción".
Rana Hanocka, estudiante de secundaria en Norwalk, Connecticut, admite que era
considerada una aburrida hasta que empezó a expresarse y a comunicarse vía
mensajes instantáneos. Su voz y su confianza se entonaron, y ahora alterna con
grupos más populares en la escuela.
La muchacha también está más allegada a su tía de 36 años en Brooklyn que lo que
habría estado de no ser por sus diálogos con mensajes instantáneos tres veces
por semana.
Y su mamá, al igual que muchos otros padres, ya no necesita dejarle mensajes
pegándolos con imanes a la puerta de la nevera. "Sencillamente le escribo por
correo electrónico", dijo la madre, "o le envío un mensaje instantáneo".
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