El minimo de nueve semanas, llamado Little Nicky en honor a su predecesor,
Nicky, es obra de la compañía californiana Genetic Savings and Clone.
En cuanto a la dueña, se trata de una mujer de Texas que sólo hizo público su
nombre de pila -Julie- por temor a represalias por parte de los grupos que se
oponen a la clonación.
"No veo ninguna diferencia entre Little Nicky y Nicky", señaló la dueña, que
está empleada en una compañía de aviación.
A pesar de ello, los científicos advierten de que es imposible duplicar dos
animales para que sean exactamente iguales debido a la influencia del entorno y
otras variables, e indican que los animales clonados tienden a padecer más
problemas de salud que los "naturales".
En cualquier caso, el minino ha reabierto el debate en torno a la clonación,
que podría no haber hecho más que empezar: Genetic Savings and Clone, que ha
clonado cinco gatos desde el 2001, señaló que espera tener listo el primer perro
clonado el próximo mayo.
Mientras tanto, los defensores de los derechos de los animales y otros grupos
criticaron a la compañía y a la dueña, y recordaron que cada año miles de gatos
son sacrificados en EEUU.
"La idea de que alguien pueda gastarse 50 mil dólares en un gato cuando
pueden rescatar tantos otros es absurda", señaló David Magnus, director de una
institución dedicada al estudio de cuestiones éticas en la biomedicina
dependiente de la Universidad de Stanford.
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