Agencias - Thiago Carrio tuvo sus minutos de fama el lunes pasado en
Suiza, hasta donde llegó con su 1,91 metro y su inseparable joystick (aparatos
de comando para video-juegos) en la mano, para recibir el premio "FIFA Soccer
2004", entregado por sus ídolos, los mismos que dirige en las pantallas de la
computadora.
El ex astro alemán Lothar Matthaus le entregó el trofeo, Franz Beckenabuer lo
desafió para un duelo en video-juegos, el brasileño Ronaldinho (premiado mejor
jugador del 2004 por la FIFA) le dio un apretón de manos y hasta el francés
Michel Platini se paró para conversar unos minutos con él, según el diario O
Globo.
"Eso fue lo mejor. Pude conocer a dos de mis ídolos del juego en la vida real",
contó Thiago, feliz con el momento. "Me levanté para ir al baño y las personas
se levantaban de sus mesas para tomarse fotos conmigo", recordó.
Desde que conoció hace cuatro años los torneos FIFA Soccer de fútbol
interactivo, este estudiante hizo del video-juego su pasión. Entrena por lo
menos cuatro horas al día y juega permanentes torneos on-line, aunque a veces
tanta concentración lo aburre.
"Hoy juego más para entrenarme que para divertirme. A veces quedo harto. Sólo
voy a encender el video-juego de nuevo el próximo mes", confiesa.
Su éxito con el joystick le sirvió para ganar varios torneos interactivos y
hasta el patrocinio de una empresa privada de computadoras, que le paga los
pasajes del hotel, equipos electrónicos y hasta consultas quincenales con un
psicólogo, que según Thiago, lo ayuda a concentrarse durante los juegos.
Además, pese a sus 150 kilos, Thiago Carrio dice que también es fanático de los
deportes lejos de la computadora: "Soy gordo porque como mucho, sólo eso. A
veces juego al fútbol en la calle una vez por semana, de arquero".
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