Navidad en el Mundo
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La Prensa / Nueva York — ¡Y con razón de sobra! A los innumerables
atractivos turísticos, sitios de importancia histórica y espectáculos
de todo tipo, se suman en estas fechas toda una serie de instalaciones
y eventos emblemáticos, que van desde la representación de El
Cascanueces por el ballet de Nueva York hasta las famosas Rockettes en
el Radio City Music Hall y desde los eventos en los jardines botánicos
y el zoológico, hasta las vitrinas espectaculares de las tiendas de
Manhattan y el árbol de Rockefeller Center.
La época de Navidad ofrece también una estupenda oportunidad para que
los residentes en Nueva York y los habitantes del área tri-estatal se
acerquen a la ciudad con ojos cambiados —ya que ésta también ha
cambiado para festejar las fiestas— y la recorran con el asombro y la
apertura que por lo general reservamos a los sitios lejanos y
desconocidos.
Para propios y extraños, visitantes provenientes del desierto de
Sonora, la Patagonia o Greenpoint Avenue en Brooklyn, por ejemplo, un
sitio estupendo para iniciar el recorrido por la ciudad es Rockfeller
Center, según algunos la capital no-oficial de la Navidad en Estados
Unidos.
¿Las razones para ello?
En primer lugar el gigantesco árbol que cada año se elige en un sitio
diferente de la Zona Este del país y la primera semana de diciembre se
transporta con gran fanfarria, se instala y se adorna con más de
30,000 bombillos. Esta es una de las tradiciones navideñas más
visitadas y más arraigadas entre los neoyorquinos, pues data de 1933,
o sea antes de que se inaugurara la red de edificios de Rockfeller
Center.
Pero además del árbol, Rockefeller alberga un enorme centro comercial
y una popular pista de patinaje al aire libre, frecuentada durante la
temporada por miles de neoyorquinos, ya sea para practicar ese deporte
o para observar a los patinadores mientras se saborea desde detrás de
los cristales un refresco o un chocolate caliente.
Los que quieran seguir por el camino del patinaje y ensayar fortuna en
otra pista muy popular —y en un paisaje más bucólico que el de
Rockefeller— pueden dirigirse a Wollman Rink en Central Park, situado
a sólo una decena de calles.
Los que consideren por el contrario que ya ha llegado el momento de
cumplir con el ritual decembrino de admirar el espectáculo de las
Rockettes pueden llegar —previa reserva, por supuesto— al Radio City
Hall para el Christmas Spectacular que cada año ofrece este
espectacular y sincronizado grupo de bailarinas tan neoyorquinas como
la Estatua de la Libertad.
Otra de las veladas navideñas crecientemente popular es la adaptación
musical de Christmas Carol en el Madison Square Garden, que en años
anteriores ha contado en el papel del Avaro con actores tan
prestigiosos como Tim Curry y Murray Abraham.
Ningún espectáculo, sin embargo, tan clásico de la Navidad neoyorquina
como la versión en danza de El Cascanueces, que en esta ocasión cumple
50 años de presentaciones cada temporada navideña por parte del
Américan Ballet. La estupenda coreografía que creó Georges Ballantines
en 1954 no deja de sorprender a niños y adultos. En especial es famoso
aquel árbol de navidad que crece 28 pies en escasos 60 segundos.
Por supuesto, y como en el resto del país, hay numerosos conciertos que
incluyen “El Mesías” de Haendel, otro sinónimo de la Navidad norteamericana —no
menos de 20 en Nueva York— pero es conveniente recalcar que entre los propios
figura una de las versiones más famosas, la del grupo Música Sacra en el
Carnegie Hall y otra muy célebre en la iglesia de Trinity, el sitio donde en
1770 se interpretó por primera vez en Estados Unidos.
También se puede sugerir al paseante, venido de lejos o de cerca, un recorrido
por las calles centrales de Manhattan apreciando la decoración , las guirnaldas
que cuelgan de muchas intersecciones y las luces navideñas, que en algunos
lugares son verdaderamente sensacionales. Y desde luego están las famosas
vitrinas de Manhattan, para hacerse una idea de lo que se querría comprar, o
simplemente, los que cuentan con menos fondos, para observarlas y admirarlas.
Entre las vitrinas neoyorquinas en Navidad destacan siempre las de Macys y las
de Bloomingdale; esta última tienda este año tiene como tema “El fantasma de la
Opera”, como homenaje al célebre musical de Broadway que va camino de destronar
todos los records.
Llegados a este punto, sería buena idea cruzar alguno de los puentes y dirigirse
a los otros condados, donde siempre hay profusión de actividades, eventos,
conciertos y exposiciones relacionados con la Navidad.
Tenemos por ejemplo el Zoológico del Bronx, con sus más de 140 esculturas
animales iluminadas y el Jardín Botánico de Nueva York, igualmente ubicado en El
Bronx, que este año ofrece al público una exposición de coníferos, talleres para
enseñar a los niños a hacer galletas de jengibre, un vivero con una amplia
muestra de flores de invierno y el cada vez más popular Tren Navideño.
Este tren en miniatura atraviesa el Conservatorio por un sorprendente espacio
que contiene réplicas de un centenar de sitios emblemáticos de Nueva York —desde
la Estatua de la Libertad hasta el teatro Apollo y escenas invernales de Central
Park— con un paisaje elaborado exclusivamente con fragmentos de plantas como
bayas, champiñones, coníferos y ramitas. Trenes y trolleys fabricados a escala
cruzan esta escena mágica, surcando tuneles y desapareciendo entre túneles.
Por su parte el Jardín Botánico de Brooklyn presenta este año la exhibición
Winter Holiday Horticulture Exhibit y una multitud de actividades para niños y
adultos. En la espectacular exhibición de Horticultura para las fiestas —a la
vista hasta el 9 de enero— se han dispuesto toda una serie de poinsettias y
amaryllis, que flotan sobre los encajes de la artista de Islandia Rosa Sigrun
Jonsdottir. Esta bellísima recreación de un paisaje nevado pone a los visitantes
a tono con estas fechas aunque la nieve este año se haya hecho esperar
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