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Música de navidad
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En ese momento, la palabra
villancico no es otra cosa que el diminutivo de villano, sin
embargo, en el siglo XIV, el villancico se ve influido por el "dolce
novo estilo", tendencia poética italiana que trata de
encontrar en el arte una imitación de la naturaleza y esta poesía
se funde con la música.
En España se afincó un género específico de canción polifónica
a la cual se denominó villancico, que parte de la armonización de
las canciones populares, una especie de arreglo para varias voces,
que luego se convirtió en una composición poético musical,
perdiendo su carácter popular para convertirse en una expresión
cortesana.
El musicólogo peruano Aurelio Tello comentó en
entrevista que durante los siglos XV y XVI, este tipo de
villancicos proliferó en España y Portugal, sin embargo, aclaró
que el villancico de esa época era politemático, es decir, que lo
mismo podía ser sacro que profano.
"Si era sacro o religioso, lo mismo podía ser escrito para la
natividad que para la fiesta de Corpus Cristi, o alguna otra
celebración religiosa; si era profano, podía ser amatorio, épico,
narrativo o satírico", explicó Tello a Notimex.
El director de la agrupación vocal "Capilla Virreinal de la
Nueva España" agregó que a partir de 1580, se dio en Europa un
reencuentro entre la tradición musical culta y popular, la cual en
el siglo XVII invade con los villancicos los espacios
catedralicios para insertarse en el "oficio de maitines".
El académico manifestó que toda esta tradición del villancico
catedralicio estuvo viva durante el siglo XVII y buena parte del
XVIII cuando ya se había perdido el villancico cortesano para dar
paso a otro tipo de manifestaciones "y por supuesto los
villancicos navideños tuvieron un peso muy importante porque la
fiesta de mayor lucimiento es la Navidad".
Al generarse el rompimiento político entre España y sus
colonias, en el siglo XIX, las iglesias en América ya no
continuaron las tradiciones que las vinculaban con las catedrales
ibéricas y se interrumpió la tradición del villancico
catedralicio, pero no la participación del elemento popular en las
celebraciones de maitines.
Estas celebraciones, refirió Tello, "incluían el teatro de
pastorela y adoraciones al niño Jesús como procesiones, cantos y
danzas alrededor del nacimiento, que es uno de los símbolos de la
Navidad católica, y así, los cánticos navideños quedaron afincados
en la tradición popular".
"Cuando llegó el siglo XX, el término villancico quedó
asociado a la festividad navideña y se perdió la acepción
ecuménica que tenía la palabra, que podía ser un canto para
cualquier fiesta religiosa del año, y hoy, sólo han quedado estas
canciones dedicadas al nacimiento del niño y a la epifanía".
El Villancico hermana España con
Latinoamérica
Tello, quien realiza su labor académica en el Centro Nacional
de Información, Documentación e Investigación de la Música (Cenidim)
del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), afirmó que hoy día,
el villancico "se ha vuelto una de las expresiones
características de la cultura latinoamericana".
"Hoy podemos hablar con propiedad de un villancico mexicano,
peruano, argentino y centroamericano, porque se ha nutrido de esos
elementos rítmicos y melódicos con formas de emisión vocal y de
instrumentos que tipifican la música folclórica de cada país",
expresó.
El también músico y compositor, comentó que durante todo el
siglo XVII en las ciudades de México, Puebla y Oaxaca, se cultivó
el género del villancico a través de grandes compositores como
Gaspar Fernandes, Juan Gutiérrez de Padilla, Javier Pérez Ximeno,
Juan Matías, Juan García de Céspedes y Antonio de Salazar.
"Todo esto que se produce en la Nueva España -agregó Tello-
se reprodujo de manera exacta en el resto del continente, no como
copia, sino como una práctica que era común en todas las
catedrales de América".
Así, en la catedral de Bogotá, Colombia, se encuentran obras de
villancicos, autoría de José Cascante y en las catedrales de Lima
y Cuzco, Perú, de Juan de Araujo, quien fue también maestro de
capilla en Bolivia donde estuvo durante 30 años.
Destacan también músicos como Tomás de Torrejón y Velasco,
maestro de capilla de la catedral de Lima, Antonio Durán de la
Mota, compositor de la catedral de Potosí, en el alto Perú,
autores que dejaron un caudal de música que guarda perfiles
comunes que habla de una unidad cultural en América, emparentada
fuertemente con España.
"Se podría hablar incluso a través de éste género tan
específico como el villancico, de una unidad cultural que había en
todo el imperio español del cual los pueblos americanos formaron
parte", aseveró.
Señora Santa Ana/porqué llora el niño/por una manzana/ que se
le ha perdido/, son algunos de los villancicos "que se cantan a lo
largo y ancho de todo el continente, desde México hasta
Argentina", apuntó Tello.
Para el director de coros, a pesar de que hay un tronco común,
el mestizaje que se gestó en la colonia ha derivado en expresiones
colorísticas locales, típicas y folclóricas.
"Cada pueblo ha encontrado su propia manera de plasmar estos
villancicos en una tradición que hoy ya incluso se ha teñido de
los elementos modernos de la música disco y el rock, sin embargo,
lo importante es que estas canciones siguen vivas y forman parte
de la cultura latinoamericana", concluyó.
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