Agencias - Rico, pero generoso. Gates entregó antes de finalizar el 2004,
3.000 millones de dólares a la fundación creada con su esposa y que financia
planes contra la exclusión social y enfermedades de gran propagación como la
malaria y el SIDA en África. La cantidad donada se correspondía exactamente con
la integridad de los dividendos percibidos de Microsoft. Según dijo en ese
momento BusinessWeek esta fue la mayor donación jamás realizada por un donante
vivo. Como ejemplo, y para poner el dato en perspectiva, esta cifra supera la
aportada en toda su vida por el conjunto de la familia más rica de Estados
Unidos, los descendientes de Sam Walton, fundador de Wal-Mart. Bill y Melinda
Gates han dado a obras de caridad y proyectos no lucrativos 10.085 millones de
dólares entre el 2000 y 2004.
Perdió fortuna La donación de 3000 millones conllevo a que la pareja
perdiese, según Forbes, un 2,92% de su fortuna, pasando de una valoración de
48.000 millones de dólares en diciembre del 2004 a 46,600 en enero de este año.
Sin embargo, esa pérdida poco le afectó porque de acuerdo con Forbes, quien ayer
publicó la lista de los 500 hombres más ricos del mundo, Gates la sigue
encabezando por décimo año consecutivo. Entre los más ricos del mundo quedando
detrás de esta figura el eterno segundo lugar Warren Buffet, cuya fortuna es de
42,900 millones de dólares, 4.63% más que los 41,000 que en septiembre de 2004.
Sin embargo, Buffet quizá pronto se vea en problemas con la ley, porque dos de
sus empresas aseguradoras están bajo investigación por cargos de inflar sus
ganancias para esconder pérdidas en otras compañías del grupo controlador
Berkshire.
En general, la lista publicada ayer por “Forbes” tiene pocos cambios. Si se
compara con la de 1996 (que aparece en su sitio web) se puede ver que Gates y
Buffet también la encabezaban, aunque sus fortunas se han duplicado. En 1996
Gates tenía 18,500 millones de dólares y Buffet 15,000 millones. No obstante, ya
salió del exclusivo círculo la familia de Pierre DuPont, que entonces tenía
10,600 millones de dólares, pero sus herederos han dividido la fortuna. La
lista de los 500 multimillonarios del mundo incluyó a 25 empresarios de América
Latina, una de las regiones más desiguales, donde el 20% de la población obtiene
el 60% de los ingresos.
De acuerdo con un cable de France Presse, el mejor posicionado, también sin
sorpresas, fue Carlos Slim Helú, quien quedó en el lugar 17 con una fortuna
personal de 13,900 millones de dólares, 900 más que el magnate de las
computadoras, Michael Dell y arriba también de Li Ka-Shing, el supermán de Hong
Kong, a quien se le calculan activos netos por 12,900 millones de dólares.
En total, “Forbes” incluyó a once millonarios de México, seis de Brasil, tres de
Chile, dos de Venezuela, dos de Colombia y uno de Argentina. Estos manejan desde
el petróleo, la minería y los medios de comunicación hasta los alimentos, las
bebidas, el cemento, la telefonía y el comercio minorista, entre otros rubros. Y
aunque le escapen al ojo común, camuflados entre vidrios polarizados y
guardaespaldas, dominan la vida cotidiana de millones de personas.
¿Quienes son los millonarios latinoamericanos? La estrella más
visible de esta constelación de poderosos es el mexicano Carlos Slim, a quien la
prensa ha calificado como la persona más poderosa de su país.
Sus compañías, como Telmex y Telcel, representan casi la mitad del mercado
bursátil mexicano. Y su patrimonio asciende a US$ 13.900 millones y con esa
cantidad se ganó en 2004 el puesto 17 de la lista de Forbes.
Viudo desde 1999, y con seis hijos -tres hombres y tres
mujeres-, Carlos Slim también adquirió recientemente activos de AT&T
Latinoamérica, lo que le permitió ingresar en los mercados de Colombia y Perú.
Su empresa "América Móvil" compite duramente con Telefónica móviles en mercados
como Brasil, Colombia y Argentiana, aunque es lider indiscutible en México y en
la región centroamericana.
Lo siguen los brasileños Joseph y Moisés Safra con 4.700 millones de dólares.
Estos hermanos son dueños del Banco Safra de Brasil, controlan entidades
financieras en Israel, Europa y EE.UU. y manejan Aracruz Celulosa, la mayor
productora de celulosa blanqueada de eucalipto del país.
Unos cien millones de dólares separan a los Safra del magnate venezolano Gustavo
Cisneros, dueño de una fortuna de 4.600 millones de dólares que comenzó a
gestarse mediante un servicio de autobuses en Caracas y que en la actualidad se
centra en las comunicaciones, incluyendo las emisoras Venevisión de Venezuela y
Univisión de EE.UU., así como canales nacionales en Chile y Colombia.
Hay otro venezolano: Lorenzo Mendoza con 4.100 millones. Se hizo fuerte
produciendo bebidas y alimentos. Lo sigue el mexicano Jerónimo Arango, que a sus
79 años cuenta con US$ 4.000 millones y dirige el grupo Cifra, ahora conocido
como Walmart de México y especializado en la venta minorista.
Andrónico Luksic, de Chile, controla un grupo de 3.400 millones de dólares que
incluye a la minera Antofagasta, la compañía de cobre más grande del mundo, y el
mexicano Lorenzo Zambrano (3.100 millones) es nieto del fundador de Cemex, la
exitosa cementera mexicana que llevó sus negocios a EE.UU., Europa, América
Latina, Asia y Africa.
En el puesto 16 de los 25 magnates latinoamericanos figura el argentino Gregorio
Perez Companc, con US$ 1.600 millones.
Los mexicanos son mayoría en la lista. Figuran Alfredo Harp Helu, ex dueño de
Banamex, y Ricardo Salinas Pliego, propietario de TV Azteca, ambos con una
fortuna de US$ 1.800 millones.
Los millones en los que nadan los multimillonarios de América latina (la región
más desigual del mundo en distribución de la riqueza, donde el 20% de la
población se queda con el 60% de los ingresos) pueden llamar al engaño si se
cree que ese bienestar los invita a relajarse y gozar sin más ni más.
Salvo los que ya han relegado la conducción de las empresas en sus hijos,
aquellos que siguen buscando la ampliación de sus negocios jamás se relajan por
más de unas horas.
Pero el tiempo dedicado a los negocios no los priva de darse gustos en terrenos
como el deporte, el arte o la filantropía. Gregorio Perez Companc ha construido
viviendas, un hospital, una iglesia, cinco escuelas y hasta un zoológico.
Ahora, cuando de ostentar riqueza se trata, nadie le gana a los brasileños. El
empresario Fernando de Arruda Botelho, vicepresidente de una de las mayores
constructoras de Brasil, festejó en junio pasado sus 56 años con una fiesta para
8.500 invitados que llegaron a su estancia en 300 aviones.
Reflejo del consumo VIP brasileño es San Pablo, una ciudad que es hogar de
10.000 mendigos y además de templo de bienes de lujo para millonarios.
Consumidores de marcas como Armani, Versace, Tiffany y Louis Vuitton, los
magnates paulistas son un grupo pequeño en una sociedad pobre: representan entre
5.000 a 20.000 adinerados en una población de 18 millones.
Pero el lujo tiene su precio. La inseguridad en las calles latinoamericanas, tal
vez la contracara de la concentración de riqueza, obliga a los más acaudalados
empresarios del continente a cuidar bien sus espaldas. |