Los expertos esperan que esta modalidad turística vaya en
aumento a medida que los citados países aumenten la red hospitalaria destinada a
atraer pacientes foráneos hartos de tarifas desorbitadas e interminables listas
de espera.
La India, por ejemplo, prevé que los ingresos por turismo
médico alcancen los 2.300 millones de dólares anuales en 2012, mientras que
Singapur espera tratar a un millón de extranjeros al año para esa misma fecha.
La India y Singapur no son los únicos países que invitan a
los estadounidenses a "curarse en salud".
Una clínica bonaerense ofrece un paquete vacacional que
incluye implantes de silicona en el pecho, y clases de español y tango.
Las repúblicas bálticas, por su parte, animan a los
estadounidenses a que compaginen cuidados dentales y tratamientos cardíacos con
paseos por históricas ciudades medievales.
Y Tailandia, país que se hizo famoso en la década de 1970 por las operaciones de
cambio de sexo, destaca que el Bumrungrad Hospital, en Bangkok, tiene en general
estándares de calidad equiparables con los de Estados Unidos.
Los críticos recuerdan que no es oro todo lo que reluce y
sacan a colación lo ocurrido el año pasado en un hospital rumano, donde un
cirujano cortó el pene de un paciente en tres durante una intervención de los
testículos.
No falta quien destaque, de todos modos, que muchos de los
médicos en países como la India trabajaron y se educaron en EEUU.
Ese es el caso de Naresh Treham, un cardiólogo que trabajó
durante años en Manhattan y que regresó a la India para fundar el grupo de
hospitales Escorts.
Según Trehan, la tasa de mortalidad por puentes coronarios (bypass)
en el Escorts de Nueva Delhi es inferior a la del New York Presbyterian
Hospital, en el que se operó recientemente el ex presidente estadounidense Bill
Clinton.
La calidad es, por supuesto, un factor importante, pero para
muchos estadounidenses el verdadero atractivo es el económico.
Y es que, mientras un "bypass" ronda los 30.000 dólares en
EEUU, en la India el coste medio es de 6.000 dólares.
Las bajas tarifas indias fueron, por ejemplo, el factor
determinante en el caso de Howard Staab, un carpintero de Carolina del Norte que
viajó a la India el año pasado para operarse del corazón.
Staab carecía entonces de seguro médico, situación en la que
se encuentran más de 40 millones de estadounidenses, y le hubiera resultado
imposible costear una intervención cuyo coste rondaba los 200.000 dólares.
O sea que hizo las maletas y emprendió rumbo a Nueva Delhi,
donde acabó pagando una factura de 10.000 dólares por el tratamiento, el viaje
de avión y una excursión al Taj Mahal, el famoso mausoleo del siglo XVII.
Staab asegura que repetiría la hazaña con los ojos cerrados.
Los hospitales asiáticos están "robando" clientela a los
estadounidenses por partida doble, al atraer también a buena parte de los
pacientes de Oriente Medio que solían viajar a EEUU antes de los atentados del
11 de septiembre de 2001.
A pesar de todo, a los médicos de EEUU no parece quitarles
el sueño esta incipiente tendencia.
"Es una inversión enorme y a muy largo plazo", dice Carol
Sayles, directora de los servicios sanitarios internacionales del Hospital
Infantil de Boston.
Los hospitales asiáticos y de Europa del Este son
conscientes de la inversión que les espera, de ahí que recurran con frecuencia a
EEUU en busca de asesoramiento.
Ese acercamiento hará que lo que parecía una amenaza
competitiva acabe convirtiéndose en una ventaja, según Leonard Karp,
vicepresidente de Philadelphia International Medicine, una alianza de nueve
hospitales que ofrece servicios a centros de todo el mundo.
"Es un mercado muy joven, pero madurará", dice Karp, quien
cree que los hospitales estadounidenses están en una posición privilegiada para
dominar ese mercado lo que, al final, deja a todos contentos.
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