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Otro capítulo de la guerra entre la industria de la música y las redes P2P está
a punto de escribirse, con un alto impacto para los usuarios de todo el mundo,
entre ellos los latinoamericanos. Este martes, la máxima instancia judicial en
los Estados Unidos comenzará a analizar si los programas para intercambiar
archivos son responsables de violar los derechos de autor.
En realidad, lo que hará la Suprema Corte es revisar el caso Betamax, en la
que el estudio Universal demandó a Sony por permitir a usuarios de todo el
mundo copiar películas de Hollywood a través de su videograbadora. Y evaluar si
debe ser cambiado o no para sentar jurisprudencia sobre el uso de tecnologías
basadas en el intercambio de archivos. En consecuencia, aplicar esta decisión
para resolver el caso Metro Goldwyn Mayer (MGM) versus Grokster. Según
fuentes judiciales, se espera una decisión preliminar del Tribunal para
mediados de año.
En 1984, ese Tribunal había concluido que: "No se puede prohibir el
desarrollo de una tecnología cuando existen usos legítimos para la misma y no
puede considerarse culpable a una empresa por el uso ilegal que los usuarios le
den a su tecnología". Sin embargo, para el grupo de demandantes -varios
estudios de cine y discográficas- , el caso no es similar, ya que las redes P2P
"están pensadas para piratear", mientras que las videograbadoras Betamax
no se concibieron para ese fin.
En noviembre pasado, un tribunal federal de apelaciones de San Francisco
reafirmó una sentencia anterior que eximía a los programadores y distribuidores
de las redes P2P Grokster y Morpheus de toda responsabilidad por los
intercambios de contenidos protegidos con los derechos de autor que realizan
sus usuarios. "David ha ganado otro round" a Goliat, señaló en aquel
entonces el presidente de Grokster.
En esa ocasión, el Tribunal entendió que el caso de las redes P2P es similar
al de las fotocopiadoras: con ellas puede hacerse un uso legal o ilegal, pero
la responsabilidad recae sobre sus usuarios, no sobre los fabricantes. Las
plataformas digitales, añadió la sentencia, contribuyen a distribuir software
libre o difundir música de forma voluntaria por parte de grupos que quieren
llegar al mayor número de gente posible.
"El desarrollo de una nueva tecnología siempre es destructiva para los
viejos mercados, particularmente para los propietarios de los derechos de autor
cuyo trabajo se comercializa a través de sistemas de distribución afianzados",
argumentó el tribunal.
El juicio enfrenta a 28 discográficas y estudios de cine contra Grokster y
Morpheus. Entre los demandantes hay también grupos de consumidores y artistas
como Elvis Costello, Tom Jones o Avril
Lavigne.
Para la industria del entretenimiento --cuyas demandas fueron denegadas en el
2003 y el 2004--, las tecnologías empleadas por Grokster y Morpheus son
nefastas porque permiten la descontrolada circulación de obras: sus
explotadores serían, pues, responsables de dejar pasar canciones y películas
pirateados. ''No atacamos la tecnología, sino a aquellos que la toman de
rehén para sacar provecho de manera ilegítima'', declara Stanley
Pierre-Louis, de la asociación estadounidense de la industria del disco
(RIAA).
Dejar que los ''peer-to-peer'' ejerzan sin control significaría ''la pérdida
de cualquier protección sobre los derechos de propiedad intelectual, en su
mundo todo sería gratuito'', acusa. ``Tendríamos entonces una reducción
de las cantidades invertidas, ya que si nadie paga por tenerlos, no hay ninguna
razón para invertir más''.
En conclusión, al permitir esas tecnologías de Grokster y Morpheus descargar
canciones protegidas con derechos de autor se convierten en "culpables" o
responsables de la violación, independientemente del uso que hagan los
usuarios.
La tecnología no es culpable y limitarla frena la innovación
Por su lado, Grokster y Morpheus, insisten que responsabilizar a los creadores
por el uso que los usuarios hagan de una determinada tecnología crearía un
grave precedente e iría en contra de la investigación y el desarrollo.
Grokster y Morpheus cuentan con el apoyo casi unánime de buena parte
de la industria de Silicon Valley, capital de la tecnología electrónica. de
asociaciones de cibernautas e incluso un multimillonario estadounidense
procedente del boom punto.com esta decidido a pagar la defensa de Grokster. Se
trata de Mark Cuban, el emprendedor que creo
Broadcast.com y que luego lo vendió a Yahoo! por 5.700 millones de dólares.
Hoy esta al frente de HDNet, proveedor de TV de alta definición, y
afirmo que "Si Grokster pierde, puede que la innovación no muera, pero
tendrá una etiqueta asociada a ella." De la misma opinión es Fred
von Lohmann, un defensor del progreso tecnológico accesible a todos, quien
considera que "este caso sigue teniendo que ver fundamentalmente con la
innovación y el sector tecnológico en su conjunto, no solamente con las redes
``peer-to-peeer'' |