Infobae- En forma global, se comercializaron 1,22 millón de unidades
menos que durante los mismos meses del 2004. Es que, antes que tener un
reloj swiss made, sin dudas un ícono de prestigio entre determinados círculos
sociales, hoy es preferible mostrar un celular último modelo.
La mirada que, otrora, se concentraba en la muñeca del interlocutor para
descubrir si había un Rolex, Casio, Seiko, Vacheron Constantin, Patek Philippe o
un Cartier, ahora apunta al dispositivo que se deja sobre la mesa, o que se deja
adivinar mientras suena el ringtone bajado de Internet.
¿Será un Nokia, un Motorola, un Siemens, un Samsung o un Sony Ericsson? La
admiración que antes se concentraba en la esfera cilíndrica, ahora se dispara
hacia la carcaza y la pantalla color de los celulares.
“Los jóvenes no tienen más reloj en estos días. Si quieren saber la hora, miran
el celular, un aparato que no dejan en ningún momento”, se lamenta Patrice
Besnard, representante del comité francés de relojería, joyería y orfebrería con
sede en Baselworld.
Claro que esto de preferir un celular antes que un buen reloj responde a otras
cuestiones, pues, a fin de cuentas, la hora se tiene igual. Los gustos de las
personas están cambiando, el interés mayor se concentra en el consumo de
tecnología, justifican.
“Actualmente, los jóvenes quieren relojes de moda, fabricados en Asia, y no
prestan mucha atención a la calidad de fabricación dado por el swiss made,
cuenta, François Thiébaud, presidente del comité de expositores suizos de
Baselworld y dueño de la marca Tissot, del grupo Swatch.
Besnard admite que “ya se perdió la costumbre de regalar una joya bella para un
aniversario de casamiento u otra ocasión especial. Los consumidores prefieren
invertir en alta tecnología, como un televisor con pantalla de plasma.
Todo parece pasar por la costumbre y los cambios que imponen las modas.
“Hace 20 años las personas sólo querían relojes digitales, mientras que hoy los
mecánicos están regresando con toda su fuerza”.
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