PD / Agencias - Cuenta The Guardian que en una firma de selección de personal
británica hallaron gran parte de la base de datos de sus clientes almacenadas en
el íPod de un empleado.
El de Apple no es el único reproductor al que algunos han decidido dar esta
utilidad. No obstante, Paul Carratu, presidente de una asociación de
examinadores de fraudes inglesa, señala que los casos más recientes implican al
iPod directamente. En su opinión, "las empresas todavía no saben mucho sobre
capacidades de los iPod, pero sus usuarios sí".
Dicen los expertos que son los empleados a los que se les ha comunicado el
despido, o aquellos a los que se les ha negado el ascenso, los más proclives a
este tipo de actividad. Pueden además estar compinchados con mafias u
organizaciones fraudulentas que trafiquen con información aunque, al parecer, no
es lo más frecuente.
Además del indiscutible incremento de valor de la información como moneda de
cambio en el ámbito delictivo, existe un factor relacionado con los procesos de
trabajo que explica también la escalada de este tipo de delitos.
Andrew Clarke, al frente del departamento anti fraude de la firma de
contabilidad KPMG, señala que la creciente confianza de las empresas en la
"automatización" de cada vez más y más tareas, unido a la reducción de
responsables intermedios, propicia estas formas de delito.
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