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Agencias - Los avances tecnológicos, cada vez más asequibles para el
bolsillo, y los hábitos cambiantes del consumidor han hecho que esta nueva forma
de leer un libro tenga un futuro promisorio, aunque no logre brindar las
experiencias sensoriales de la tinta y el papel.
Detrás de este fenómeno creciente están tanto las empresas editoras como los
autores independientes, así como tiendas por Internet y bibliotecas públicas.
El proyecto de digitalización de libros más antiguo lleva precisamente el
nombre del inventor de la imprenta, Gutenberg, y ya ha logrado poner en línea
más de 10.000 títulos, una tarea que aún no termina.
El último esfuerzo de este tipo fue anunciado esta semana por la Biblioteca
Pública de Nueva York, una de las más completas de Estados Unidos, que está
convirtiendo 700 libros al formato de audio digital.
Pero en cifras, no hay proyecto que se acerque al de Amazon.com, una de las
tiendas por Internet más populares de este país, que ya tiene en su catálogo
unos 120.000 libros digitales y más de un millón de documentos digitalizados, o
"e-documents".
Otras compañías se han aventurado en este negocio, entre ellas Mobipocket.com,
Powells.com, CyberRead.com, eLibrion.com, Booksamillion.com, eBookhome.com y
eBooks.com.
Mientras, una ambiciosa iniciativa sin fines de lucro llamada The Internet
Archive pretende convertirse en una suerte de "Biblioteca de Alejandría del
siglo XXI" al archivar todos los documentos digitales existentes en el planeta.
Según la compañía eBookStand.com, los libros digitales "se están comenzando a
poner de moda" y el mercado "podría desarrollarse más rápido de lo esperado, ya
que las compañías editoras y de tecnología líderes están invirtiendo dinero y
recursos en ello".
Los libros electrónicos -o "e-books", en inglés- pueden leerse en
computadoras de escritorio o portátiles, así como en aparatos de mano como Palm
Pilot o Pocket PC, utilizando programas como Microsoft Reader y Adobe Reader,
que ofrecen un sistema especial de protección de derechos de autor.
Algunos de estos programas, como el eReader, ofrecen funciones que permiten
al lector ajustar el tamaño de la tipografía o, incluso, subrayar frases, hacer
anotaciones al margen o recordar la última página leída, como lo haría un
marca-libros corriente.
Estas funciones se presentan como ventajas frente al libro convencional y
buscan preservar algo de su experiencia física, aunque con el "e-book" se pierde
sin duda el placer de pasar la página y los olores del papel y de la tinta.
Otras ventajas del libro digital son flexibilidad de transporte y menores
costos de producción y distribución.
Por ejemplo, un aparato pequeño, como una Palm Pilot, llega a almacenar hasta
85 libros, además de diccionarios que se pueden consultar en segundos mientras
se va leyendo.
Esto es ideal para los estudiantes que se quejan de llevar a cuestas kilos de
libros, así como para gente de negocios que viaja mucho y quiere llevar consigo
sus documentos de trabajo y un par de volúmenes favoritos.
Para los estudiantes universitarios, la información digital se ha convertido
incluso en su principal referencia. Muchos ni siquiera consultan libros para sus
investigaciones académicas, sino que van directamente a "Google", su "biblioteca
virtual".
En cuanto a los costos, las compañías de libros digitales tienen como lema
que pensar en el futuro del mercado editorial significa pensar en los costos
asociados.
"El costo del e-book es el costo de la conversión digital. Toda venta por
encima del costo de esa conversión es ganancia", dice el sitio de eBookStand.com.
Un libro digital además no se puede perder, ya que tiene respaldo en algún
lugar del ciberespacio, y se puede leer en la oscuridad.
Pero autores y compañías editoras aún tienen sus reservas por el tema de los
derechos de autor, una laguna informática que ya ha sido considerada por los
diseñadores de los programas "reader" y la tecnología "Digital Rights Management". |