Hillary Rodham Clinton corre el peligro de hacerse numerosos
enemigos tras solicitar que se investigue "Grand Theft Auto: San Andreas", un
popular videojuego que puede ser modificado para aumentar su contenido sexual.
A la senadora por Nueva York y ex primera dama le ha dado por la castidad y se
ha sumado a varios grupos defensores de los valores familiares para emprenderla
contra las "sorpresas" escondidas en el súper ventas, caracterizado, por lo
demás, por un altísimo grado de violencia.
Hace unas semanas salió a la luz la existencia de un software que se puede bajar
gratuitamente de internet y que da a quien lo use acceso a imágenes de contenido
sexual "escondidas" en el juego.
Rockstar Games, fabricante del "Grand Theft Auto" (GTA), se defendió señalando
que la modificación que permite que los jugadores incluyan este contenido sexual
es obra de la comunidad de programadores independientes, y no de la compañía.
Como es habitual en la industria, Rockstar anima a la comunidad "mod" (una
mezcla bastante caótica de fans, diseñadores "amateur" o hackers) a que creen
estas características ocultas a las que se suele acceder tras complicadas
combinaciones de teclas o maniobras con el ratón.
Estas modificaciones (o "huevos de pascua" en la jerga informática), permiten
que se extienda la vida del juego dando, por ejemplo, poderes especiales al
protagonista, como el don de volar, o se creen nuevas situaciones que lo hagan
más interesante.
La modificación de GTA se llama "Hot Coffee", ya que al protagonista le invitan
a un café caliente como preámbulo a las escenas sexuales en cuestión.
Rockstar subrayó en su defensa que el uso de esta modificación va en contra del
acuerdo de utilización del software al que se compromete el usuario al iniciar
el juego, y señaló que "es el resultado de desensamblar y combinar, compilar y
alterar el código base del juego".
Rodham Clinton envió una carta a la Comisión Federal de Comercio (FCC) en la que
expresa su preocupación y pide que el título se clasifique como "AO", o "sólo
para adultos" (una rareza en la industria que perjudicaría sus ventas) en lugar
de la actual "M" o "Mature" para jugadores de 17 o más años.
Según dijo la senadora citando estadísticas de Instituto Nacional de los Medios
y la Familia, el 50 por ciento de los jóvenes de entre 7 y 14 años puede
adquirir un videojuego clasificado como "M".
"Los padres que se fían de estas clasificaciones para proteger a sus hijos sobre
lo que podría resultar dañino tendrían que disponer de información rápidamente
si el sistema no funciona", señaló en la misiva.
Rodham Clinton cree que el problema de los videojuegos explícitos está "fuera de
control", y apostó por una ley para penar con una multa de 5.000 dólares a los
comerciantes que vendan títulos para adultos a los menores de edad.
Con su inmersión en un terreno bien trillado por los republicanos, la demócrata
Clinton podría sumarse unos cuantos tantos, especialmente entre los sectores más
preocupados por los "valores familiares", tan en boga en este país en los
últimos tiempos.
La senadora no está sola en esta empresa.
Instituciones como la Fundación Nueva América, el Fondo Familiar para la
Prevención de la Violencia o el mencionado instituto también se alzaron contra
el juego.
Patricia Vance, presidenta de la institución que se encarga de clasificar los
videojuegos, defendió la clasificación actual y señaló que el título incluye
cinco descriptores adicionales de contenido: violencia intensa, sangre,
contenido sexual intenso, lenguaje duro y uso de drogas.
"Es difícil decir que eso es impreciso. Se ha clasificado apropiadamente", dijo
Vance.
Pero en un juego en el que uno puede cargarse a quien se le ponga delante
debemos estar "muy preocupados por la simulación de actos lascivos", señala la
senadora en su carta a la FCC.
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