Agencias y redacción - Cada vez más, los padres están usando métodos de
alta tecnología para seguirles la pista a sus hijos, a fin de determinar dónde
están, cuán lejos han llevado sus vehículos de sus viviendas, qué compran, qué
comen, y si no se están haciendo la rabona, explica un reportaje de la agencia
de noticias estadounidense AP.
Con frecuencia, el artilugio electrónico es un simple teléfono celular que
localiza donde está. Los detalles son enviados por correo electrónico, mensajes
de texto en el teléfono celular, o la internet.
En otras ocasiones, el artefacto es una tarjeta parecida a las de débito que se
usan para pagar alimentos en un comedor escolar, o un aparato que permite a los
padres saber no sólo cuán lejos está el automóvil del hijo, y a qué velocidad
marcha, sino también si el adolescente ha hecho frenadas bruscas o ha puesto el
vehículo en marcha a toda velocidad.
Ted Schmidt, que vive en el suburbio de Burr Ridge, Illinois, usa un teléfono
celular para seguirles la pista a sus cuatro hijos, incluyendo dos que estudian
en la universidad.
Hace un año, cuando Schmidt decidió comenzar a vigilar a sus hijos, les informó:
"Veinticuatro horas por día, siete días a la semana, puedo saber dónde están sus
teléfonos celulares, a qué velocidad se desplazan sus automóviles... Por lo
tanto, inclusive días más tarde, puedo mirar y ver que uno de ustedes iba a 120
kilómetros por hora en la autopista interestatal a las dos de la mañana".
Para algunas personas, eso parecería una invasión de la intimidad. Pero Schmidt
está convencido de que de esa manera mantiene más seguros a sus hijos, en buena
parte porque se saben vigilados.
Noah, su hijo de 15 años, que ha sido descubierto en lugares donde no debería
haber estado, se siente indignado.
"Es muy molesto", se queja este estudiante de colegio secundario.
"Brinda a los padres demasiado control" sobre sus hijos.
Pero las hijas mayores de Schmidt se toman las cosas con más calma. Ciarra
Schmidt, que acaba de ingresar a la universidad de Nueva York, dice que le
agrada saber que sus padres la pueden encontrar en caso de emergencia.
"Nunca se sabe lo que puede ocurrir", dice la muchacha, de 18 años de
edad. "Es una manera muy
agradable sentirse segura".
Los Schmidt usan un servicio llamado Teen Arrive Alive (los adolescentes
llegan vivos), una de una serie de compañías que trabajan con los teléfonos
celulares de Nextel y con un servicio de seguimiento de uLocate
Communications Incorporated.
Otros artefactos que les siguen la pista a los adolescentes son Wherifone,
que usa el Sistema de Posición Global vía satélite para localizar personas, y el
CarChip, del tamaño de dos baterías de nueve voltios juntas. El CarChip,
instalado en un vehículo, vigila la velocidad, la distancia y los hábitos de
manejo del usuario.
El interés en Estados Unidos por esos artefactos ha crecido con rapidez, al
igual que en otros países, como Canadá y el Reino Unido.
Hay otros elementos que ayudan a los padres a vigilar a sus adolescentes.
Mealpay.com, con base en Georgia, comenzó hace dos años. El propósito
inicial era que los padres pudiesen pagar por vía electrónica los almuerzos de
sus hijos en comedores escolares. Ahora, a solicitud de algunos padres, el
servicio les permite determinar qué es lo que comen sus hijos.
Están además los "alertas" de la empresa británica Langtree SkillsCenter Ltd.
Los padres son informados por un mensaje escrito, el correo electrónico o el
teléfono si su hijo ha ido a clase. Además, puede obtener informes sobre su
desempeño (bueno o malo) en las aulas.
En otras ocasiones, la tecnología aporta soluciones para el extravió de los
niños. Es el caso, por ejemplo, de "Child Spotter", un sistema
basado en bluetooth que instaló un parque zoológico de Dinamarca y que
permite localizar rápidamente al menor si este, observando a los animales, se ha
quedado retrasado de sus acompañantes. Cuando un niño está
perdido, los padres o tutores solo tienen que enviar un mensaje SMS
solicitando la información correspondiente a la etiqueta particular del pequeño.
Instantes después, se obtiene como respuesta el texto que especifica la
ubicación del puesto Bluetooth más cercano al niño.
También muchos padres les gusta observar a sus hijos en las guarderías y
decenas de ellas han instalado ya webcams conectadas a internet que les permite
hacer un seguimiento online de la actividad diaria de los niños.
Por lo general, estos casos suelen ser una excepción y muchos expertos están
convencidos que el uso de la tecnología esta enfocada habitualmente al control
de los muchachos, aunque, esto sí, se muestran divididos en torno al efecto que
estas técnicas pueden llegar a producir.
Los psicólogos expertos en familias se muestran divididos por esas técnicas.
Por lo general, vigilar a un hijo, saber dónde está, o quién lo acompaña, es
positivo, dice Christy Buchanan, profesora adjunta de psicología en la
universidad Wake Forest, en Carolina del Norte.
"Pero los padres deben ser más ecuánimes. Una cosa es tratar de saber dónde
están los hijos. La otra, hacerlos sentir que cada uno de sus movimientos está
controlado", dice Buchanan. "Los padres no deben engañarse pensando que
pueden librar a sus hijos de cometer errores. Eso forma parte del crecimiento y
del aprendizaje".
En ocasiones, los adolescentes aprenden formas de eludir los artefactos de
espionaje electrónico. Buchanan conoce a varios estudiantes que simplemente
dejan sus teléfonos celulares bajo la cama de su dormitorio o simplemente los
desconectan.
Kate Kelly, autora de "La Completa Guía del Idiota para ser Padre de
un Adolescente", no culpa a los hijos.
"Los cónyuges normales no contratan detectives privados para seguirles los
pasos a sus parejas", dice Kelly. "Y los padres que han establecido
buenas relaciones con sus adolescentes no deben usar aparatos electrónicos para
seguirles la pista. Las relaciones con los hijos deben basarse en la confianza,
no en el miedo".
Pero no todos comparten ese punto de vista. Muchos padres creen que con esos
aparatos, mantienen a sus hijos a salvo de peligros.
Y ésa es la razón por la cual Schmidt se propone continuar usando el servicio "Teen
Arrive Alive".
"Sin importar todo lo que protesten mis hijos, nosotros somos los únicos
padres que saben qué ocurre con ellos", dice. "Creo que los hijos desean
saber que sus padres se preocupan por ellos". |