Como sabemos, no hay ningún alimento que esté prohibido porque no
hay ningún alimento absolutamente perjudicial, excepto los
venenosos. El perjuicio de los alimentos deriva de una ingesta
excesiva o porque al tomarlos dejamos de ingerir otros productos
necesarios para nuestra salud. Es por ello que ningún
alimento debe ser proscrito en nuestros menús navideños, menús que
con frecuencia respetan una tradición que se ha ido forjando en
nuestras familias a lo largo de generaciones y que forman parte de
nuestra cultura culinaria.
¿Por qué no continuar, pues, preparando los platos preferidos por
nuestra familia, cuando el importante papel de la tradición así lo
requiere?.Podemos optar tanto por platos más tradicionales, como el
pavo, el besugo o el cordero; o bien por otros menús más
sofisticados, que incluyen recetas con faisán, avestruz, ostras y
mariscos. Ahora bien, en ambos casos debemos evitar los excesos y
con ellos sus consabidos efectos secundarios como pesadez de
estómago y dolor de cabeza.
Decálogo para una Navidad Cardiosaludable
Los siguientes puntos nos darán la clave para una navidad
cardiosaludable:
Calidad sin desequilibrar el presupuesto: Elegiremos alimentos
que nos ofrezcan las máximas garantías de calidad. No compre
turrones ni mazapanes para un regimiento. Recapacite sobre la
cantidad de carne, pescado, marisco o embutidos que va a comprar.
¡Recuerde que la Navidad no dura un mes!. En el caso de los pescados
y mariscos, podemos adquirirlos con unas semanas de antelación,
procediendo a su congelación, aunque es importante descongelarlos de
forma correcta.
Unos entrantes ligeros a base de hortalizas, verduras o sopas a
las que habremos quitado el exceso de grasa, pueden ser una
estupenda opción.
Si su opción son las carnes, recuerde que las aves -pavo,
pollo, pularda- son menos grasas que las carnes rojas -ternera,
cordero, cerdo o embutidos-, aunque puede cocinar cualesquiera de
ellas escogiendo preferentemente las partes más magras.
Las carnes de caza son ricas en purinas y pueden no ser la mejor
opción cuando en nuestra familia hay enfermos aquejados de gota. El
avestruz, para aquellos que les guste, es una opción muy saludable
por su bajo contenido en grasas saturadas. Pero recuerde que puede
escoger cualquier carne, dado que son muy pocos días los auténticos
días festivos.
Los pescados son una excelente opción, tanto los blancos
como los azules, aunque cabe tener en cuenta el mayor contenido en
grasas de estos últimos en unos días en que el aporte de éstas ya es
de por sí es elevado. Un besugo, una dorada, una lubina, un rape o
tronco de merluza pueden ser una estupenda opción.
Opte por los que utiliza habitualmente, pero sea comedida en las
cantidades de los mismos; no abuse de especias o picantes, que
irritan el estómago aumentando la acidez.
Una vez en la mesa, uno de los puntos fundamentales debe ser el
no excedernos en las cantidades. Es por ello que aconsejamos
austeridad al servir, siendo preferible que algunos de los
comensales puedan repetir después.
Es bueno preparar un postre a base de frutas, como piña, frutas
del bosque, fresitas en zumo de naranja, macedonia de frutas etc. La
piña y la papaya pueden ser una buena opción, dado que su contenido
en bromelina y papaína, respectivamente, facilitan la digestión de
las proteínas. Podemos optar también por un sorbete de frutas
(mandarina, limón, fresa, melón, piña) o por infusiones (menta, té
verde, etc.).
Es bueno renunciar a la costumbre de ir a dormir sin cenar, ya
que más tarde es probable que aparezca la sensación de hambre y que
acabemos "picando" mazapanes, turrones u otros dulces que hayan
sobrado. Una cena muy ligera con un caldo de verduras o ensalada y
un huevo duro y una fruta o yogurt desnatado pueden ser la solución.
No acostarse enseguida después de cenar. Deben transcurrir al
menos un par de horas desde que hemos acabado de cenar hasta el
momento de ir a la cama, para evitar el reflujo de alimentos y ácido
desde el estómago al acostarnos en la cama.
La manzanilla, el tomillo, el poleo menta y la infusión de anís
ayudan a hacer la digestión y a combatir las flatulencias,
preferentemente esta última.
- Turrones y dulces navideños bajos en calorías.
Muchas veces estos productos se anuncian como bajos en calorías y
aptos para diabéticos, pero lo cierto es que los turrones "light"
engordan prácticamente igual que los normales y, contrariamente a lo
que se piensa, los diabéticos también deben controlar su ingesta.
Para cuidar la línea sin renunciar al turrón, es preferible y más
sano comer el de toda la vida, pero en poca cantidad. Pensemos,
además, que la Navidad no dura tres semanas.
Sepa hacer excepciones en los días festivos y volver a su
alimentación ordinaria, variada y equilibrada según los cánones de
la dieta mediterránea, en los días no festivos.
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