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Agencias - Es un desfile de diablos y demonios,
vírgenes y Poncio Pilato. Pero no se trata de una historia de terror ni
una pesadilla, sino un muestrario de leyendas alpinas que dan su nombre
a las altas montañas suizas.
Probablemente pocos visitantes de los Alpes, o incluso sus mismos
pobladores, presten mucha atención a los nombres de estas montañas
rocosas.
Pero la investigación revela una plétora de mitos y leyendas de proezas
que pueblan los valles de bosques frondosos y los precipicios abismales.
"Algunas fueron bautizadas por sus primeros escaladores y otras
aluden a leyendas", explica Hanspeter Holzhauser, un geógrafo de la
Universidad de Zurich, mientras camina por un sendero nevado que mira
hacia el glaciar Aletsh.
Algunos pocos nombres alpinos -como Matterhorn o Mont Blanc-
no necesitan explicación y evocan imágenes de agujas puntiagudas o
voluminosas masas de nieve y hielo.
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Otros son puramente geográficos, pero varían según el idioma de los Alpes: el
francés, el alemán, el italiano o incluso el romanche -un idioma latino del que
quedan pocos vestigios en Suiza- y el esloveno.
El Matterhorn recibe su nombre alemán de "Matt" por la ciudad de Zermatt
a su pie y el pico piramidal de la montaña, o "cuerno del glaciar".
En francés se llama Le Cervin y en italiano Monte Cervino. Pero
algunos nombres se originan en la rica historia y mitos de los Alpes, como el
Jungfrau ("Virgen") o el Quille du Diable ("Bolos del
Diablo").
La abundancia de nombres es testimonio de la variedad cultural de los Alpes, que
abarca desde lo lingüístico hasta los límites topográficos, dividiendo a
poblaciones aledañas y dando lugar a mitos de dragones, diablos y legiones
romanas perdidas.
Antes de que nadie pensara en escalar montañas como pasatiempo, los pobladores
locales nombraron los Alpes más importantes y distintivos, pero muchos otros
quedaron sin denominación.
De acuerdo con la superstición, los dragones y demonios habitaban los Alpes más
altos y esto dio origen no sólo de nombres como Les Diablerets ("Los
demonios") y Quille du Diable, sino también a innumerables festivales
locales y tradiciones, como cuando los pobladores hacen ruido para alejar a los
espíritus del diablo o prenden fuego para iluminar y templar las largas noches
del invierno.
Una de las historias más extrañas se centra en las alturas de Pilatus,
que domina la población suiza de Lucerna y recibió su nombre por Poncio
Pilato, el gobernador romano de Judea que presidió la crucifixión de Jesucristo
y luego se suicidó, tras ser encarcelado.
Según la leyenda local, cuando los romanos trataban de arrojar el cadáver de
Pilato al río, se desencadenaba una intensa tormenta que no cesaba hasta que
sacaban el cuerpo.
Finalmente, llevaron el cadáver a la cima de una montaña aislada de Suiza, por
entonces conocida como Frakmont, y lo dejaron en un lago oscuro. Pero Pilatos
siguió causando inconvenientes. Las autoridades de Lucerna prohibieron el
ascenso a la montaña hasta el siglo XVI y los pobladores aún lo responsabilizan
por las tormentas que castigan el área.
"Sólo una vez al año, el Viernes Santo, Pilatos se deja ver, durante la
Pasión, sentado en una silla en medio del Lago Pilatus, con cabello gris y la
toga morada de un juez", indica la página en la internet de Pilatus-Bahnen,
el ferrocarril que llega hasta la cima de la montaña.
Otra leyenda de los Alpes suizos más altos, indica que el pico Moench ("Monje")
protege a la Jungfrau ("Virgen") del vecino Eiger ("Ogro").
"Es un buen nombre, Jungfrau, Virgen. Nada podría ser más blanco, más puro ni
con un aspecto más santo", escribió Mark Twain durante una visita en 1891.
Es probable, sin embargo, que los nombres originales se hayan debido a razones
menos románticas.
Posiblemente el Jungfrau recibió su nombre por el convento que tenía tierras de
pastoreo al pie de la montaña.
El Eiger -famoso por su ladera letal del flanco norte- podría derivar de
la palabra latina "acer", que significa afilado, agudo, o de la alemana "ger",
una lanza o jabalina.
¿Y Moench? Existen posibilidades de que sus pasturas más bajas hayan sido de
propiedad de monjes.
Pero probablemente la historia más pintoresca sea la del pico Trugberg. A
mediados del siglo XIX, un grupo de alpinistas intentaba llegar a la cima del
Jungfrau a través del glaciar Aletsch, cuando arribó a la confluencia de ríos de
hielo conocida como Konkordiaplatz. El grupo -integrado por los científicos
Louis Agassiz, Arnold Guyot y Edouard Desor- iba en dirección correcta, pero
terminó en la cima de la montaña equivocada, unos 200 metros más baja que el
Jungfrau.
"Llegaron al Konkordiaplatz y allí el Trugberg oculta al Jungfrau", explicó
Holzhauser. "Por eso le dieron el nombre". ¿Qué significa Trugberg? Montaña
engañosa.
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