Según Ghillebaert, la empresa necesita reducir sus gastos un 15 por ciento para
ser «más ágil y ligera» y «poder satisfacer las necesidades de los clientes en
un entorno cada vez más competitivo».
El director aseguró que los trabajadores afectados serán tratados «con dignidad
y respeto, de acuerdo con los valores» de la compañía.
En la medida de lo posible, Orange intentará recolocar al personal, de forma que
los despidos sean «el último recurso».
Ghillebaert adelantó que la directiva presentará el próximo septiembre un plan
concreto sobre la reestructuración.
Orange es propiedad del grupo estatal francés France Telecom.
A principios de este año, la empresa gala anunció que planeaba recortar hasta
17.000 puestos de trabajo en el mundo para finales del 2008.
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