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Agencias y redacción- Reservar el viaje de las vacaciones, comprar las
entradas para la obra de teatro, jugar al solitario, mandarle un email a un
amigo con el último chiste que circula por la Red, llamar al familiar que vive
en la otra punta de España...Y todo, sin salir de la oficina.
El ordenador y el teléfono han dejado de ser simples herramientas de trabajo
para transformarse en instrumentos de ocio y distracción. Ambos aparatos
facilitan las comunicaciones y agilizan los trámites. Sin embargo, su
versatilidad les convierte en una arma de doble filo que puede volverse en
contra de las compañías. Y es que como atestiguan varios estudios recientes,
muchos trabajadores caen diariamente en la tentación de utilizar estos medios
dentro de su horario laboral para evadirse y resolver asuntos personales.
Costes Un reciente estudio realizado por la firma española "Inology"
destacaba que como media, un empleado dedica unos 34,6 minutos diarios a navegar
por la red, lo que significa que en total unos 16,5 días al año. De estos 34,6
minutos diarios de conexión a Internet sólo el 47,25% se corresponde con
navegación corporativa (16,35 minutos), mientras que el 52,75% (18,25 minutos)
es navegación de ocio. De estos datos se desprende que, anualmente, cada
trabajador ha dedicado 8,71 jornadas laborales a conexiones de ocio suponiendo
un coste "extra" para la empresa de unos 584,77 euros anuales por este tiempo
que dedica a satisfacer sus intereses personales.
Esta realidad no ha escapado a los empresarios españoles. No son pocos los que
han recibido información de su asociación sectorial o de vendedores de
soluciones informáticas alertándoles de esta perdida de productividad y del
"agujero negro" que representa para su economía, poniéndose manos a la obra para
poner cortapisas en el uso de Internet a fin de evitar que sus empleados "sigan
perdiendo el tiempo" y "reduciendo la productividad". Reducir
costes La primera medida es advertir a los empleados de que van a
controlar el uso del teléfono a fin de reducir las llamadas personales.
También se advierte que el uso de internet debe limitarse a las actividades
relacionadas con su actividad laboral. Si, esta medida preventiva no "surte
efecto", el segundo paso es limitar el uso de las comunicaciones en relación al
puesto de trabajo de cada empleado. De este modo, hay empleados que pueden hacer
todo tipo de llamadas -incluidas las internacionales y a móviles-, mientras
otros sólo pueden llamar a España o a la provincia. Los menos afortunados tienen
que conformarse con la línea interna.
En lo que respecta a la conexión a Internet, cada vez son más las grandes firmas
que ponen barreras a los ordenadores de sus empleados a fin de impedir que éstos
naveguen a toda vela por el ciberespacio y desvíen sus miras de las tareas
pendientes.
Las empresas analizan cuales pueden tener acceso a internet y en que
condiciones. Por lo general, incluso los empleados privilegiados ven limitada
su navegación al incorporar los responsables de la red listas de sitios seguros
a los que se puede acceder sin problemas y otros a los que cualquier intento de
conexión será bloqueado, como todos aquellos de carácter lúdico e incluso
informativo. Por supuesto, a estos controles se les une la imposibilidad de
ejecutar servicios de mensajería instantánea (como el messenger) o a proveedores
de correo electrónico gratuito: hotmail, gmail, etc. Además, cada vez es más
frecuente que el sistema sea vigilado por un supervisor que puede saber en cada
momento qué se está haciendo en cada una de las terminales de la empresa,
circunstancia que disuade a más de uno de caer en la tentación. Malo para
la empresa y el clima interno El director de la consultora Actua 2,
apuesta más por inculcar el
sentimiento de responsabilidad entre la plantilla que en medidas que puedan dar
la sensación que limitan la libertad de los empleados. La aplicación de estos
bloqueos, generan un clima de desconfianza entre empleados y las empresas
lo que puede acarrear que sea pero el remedio que la enfermedad. Pedro García,
de la consultora Standby, tampoco se muestra partidario de restringir el uso del
correo y de Internet. Como alternativa, este experto plantea el trabajo por
objetivos, 'que obliga a los empleados a organizar mejor su tiempo', dice.
Una tercera vía que ha convencido a compañías como a Fujitsu. Consciente de
la importancia de concienciar a los trabajadores para que racionalicen mejor su
horario, esta empresa va a ofrecer a sus empleados una formación titulada 'Los
ladrones del tiempo'. El objetivo es que los trabajadores aprendan a lidiar
imprevistos para así alcanzar las metas programadas en el día. Y es que en
definitiva, lo importante no es siempre saber cuanto tiempo pierde un empleado
sino si este cumple con sus obligaciones dentro de los estándares de calidad de
la empresa. Y es que uno puede volcarse durante sus ocho horas diarias a no
levantarse de su mesa sin acudir al baño ni responder al teléfono y el resultado
de su trabajo estar por debajo de la media de otros "más dispersos" pero con más
capacidad de concentración.
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