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"La actitud del Gobierno estadounidense es muy injusta para una empresa
como Lenovo, una empresa dirigida hacia el mercado. Estamos muy preocupados",
declaró Yang Yuanqing durante una teleconferencia.
En marzo Lenovo, que compró el año pasado la división de ordenadores personales
de IBM, el gigante estadounidense de la informática, respondió a un concurso
para proveer con 16.000 ordenadores a las autoridades americanas, de los que 900
iban a ser instalados en la red de seguridad de las embajadas, consulados y
domicilios de diplomáticos en todo el mundo, según documentos hechos públicos el
jueves pasado por el parlamentario republicano Frank Wolf.
Sin embargo, después de las protestas de parlamentarios que invocaron la
seguridad nacional, el Departamento de Estado estadounidense decidió no instalar
en su red de seguridad los ordenadores del grupo, propiedad en un 27% del Estado
chino.
Lenovo respondió inmediatamente que los ordenadores destinados al Departamento
de Estado, fabricados en las fábricas del grupo en Carolina del Norte y México,
no suponían ningún riesgo para la seguridad de Estados Unidos.
"Nuestros productos están conforme a las reglas del Comité de Inversiones
Extranjeras en Estados Unidos (CFIUS, por sus siglas en inglés) y a las
impuestas a los proveedores", dijo Yang, subrayando que su grupo iba a
volverse hacia mercados como India y Brasil para evitar obstáculos políticos.
Esta reacción llegó mientras Pekín apelaba el martes a Estados Unidos a
abandonar su "mentalidad de guerra fría" en el dominio tecnológico.
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