Agencias - El escándalo que ha desatado el caso del actor, productor y
director Mel Gibson, puso en evidencia que la tolerancia tiene diferentes
niveles en Hollywood. A Woody Allen el sonado amor con su hija adoptiva no le
implicó una disminución de su producción de películas, a Robert Downey Jr. sus
excesos con la droga lo alejaron un tiempo de la gran pantalla pero la recuperó,
y Winona Ryder -tras ser sentenciada por robo en una tienda- volvió con todo
este año.
En algunos casos Hollywood no se pronunció y en otros dejó que el tiempo curara
las heridas: fue el caso de Roman Polanski, que se fugó de Estados Unidos por un
escándalo de relaciones sexuales con una menor de edad, y casi 30 años después,
en 2004, recibió el Oscar a Mejor Director por 'El pianista', aunque no pudo ir
a buscarlo personalmente.
Sin embargo, meterse con la religión o ideologías políticas puede costar mucho
más caro, sobre todo cuando se toca el antisemitismo en una industria "donde
muchos de los ejecutivos son judíos", han explicado expertos en medios a la AFP.
El año pasado el actor Omar Sharif fue demandado por un aparcacoches de un
restaurante, al ser supuestamente golpeado e insultado por la estrella, que lo
llamó "estúpido mexicano" porque no aceptaba que le pagara con euros. Eso no
impidió que el Comité Arabe Estadounidense por la Anti-Discriminación honrara al
protagonista del Dr. Zhivago con un premio por su trayectoria.
Pero ese tipo de incidentes, el "uso de la droga, incluso reincidente y los
escándalos sexuales conciernen más a demonios personales", explicó a la AFP
Jerry Del Colliano, experto en medios y profesor de la Universidad de California
del Sur En cambio, "los sentimientos antisemitas dichos de una manera tan clara
como lo hizo Mel Gibson tocan precisamente lo que desgarra a la sociedad y es
más difícil perdonar", indicó.
El actor de 50 años, considerado una de las personas más influyentes de
Hollywood, pidió perdón ante la comunidad judía tras haber trascendido que
durante su arresto por manejar ebrio y a una velocidad excesiva, gritó: "Los
judíos son responsables de las guerras del mundo".
Pero para varios ejecutivos es imperdonable que alguien que ha hecho dinero y
una carrera exitosa junto a compañeros y directores judíos se exprese de esta
manera. Un agente de Endeavor, una referencia en Hollywood, Ari Emanuel, indicó
que el alcoholismo "no es una excusa para el racismo ni el antisemitismo"
e incluso pidió a los estudios dejar de trabajar con este productor y director,
ferviente católico y padre de siete hijos. La periodista Barbara Walters opinó
en su popular programa The View: "creo que no voy a ver ninguna película más
de Mel Gibson".
La intolerancia y el racismo "es particularmente sensible en Estados Unidos.
Tenemos una historia difícil con el racismo (...)" ejemplos de intolerancia
hacia "los negros, hispanos o contra los homosexuales hay muchos y siempre ha
provocado una ola de rabia instantánea", explicó David Lehrer, un ex
dirigente de la Liga anti-difamación, un grupo judío que lucha contra el
antisemitismo.
Por ahora todo indica que será el público el que tenga la última palabra. "Si
Gibson sigue llenando salas, Hollywood podría perdonarlo", apostó Del
Colliano. Por lo pronto, 'Apocalypto', la última cinta dirigida por Mel
Gibson, en fase de post producción, será distribuida "a principios de
diciembre", confirmó a la AFP Heidi Trotta, portavoz del grupo Disney,
desvelando el misterio sobre esta megaproducción.
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