Maria del Socorro Arvizu - Pone
cara de desconsuelo y luego atribuye la frase a su mamá. La explicación no ha
terminado: Me serviría mucho tener uno, ha habido varias ocasiones en que mi
hermano y yo hemos tenido que esperar por horas porque no teníamos manera de
comunicarnos.
"En la escuela no nos dejan usarlos, pero podemos tenerlos apagados en la
mochila y usarlos al salir", afirma.
La prohibición del uso de teléonos móviles se trata de una práctica común en
las escuelas, y es que de no ser así los jovencitos se la pasarían enviándose
mensajes de texto, intercambiando ringtones y haciendo quien sabe cuántas cosas
más, porque recuerde que los teléfonos dejaron de ser solamente teléfonos hace
mucho tiempo.
Ahora traen cámara, traen videojuegos, traen acceso a Internet y algunos
hasta colecciones de música, de manera que la prohibición en horas de clase
parece racional.
¿Pero qué hay del resto del tiempo? Sebastián se encoge de hombros y señala
que él haría un uso responsable del celular, pero que su hermano mayor -que ya
tuvo uno- realizó llamadas inapropiadas y terminó con un saldo gigantesco, de
modo que ahora la maldición cae sobre él.
Tienen razón los padres en preocuparse, pero no deben dejar de considerarse
los beneficios que la portación de un celular por parte de los niños tiene,
especialmente en cuestiones como campamentos de verano, actividades
extracurriculares, cuando se les deja en una fiesta, etcétera. Pueden ser un
gran auxiliar en emergencias.
Con esto en mente, hace más de un año una compañía llamada Firefly lanzó
teléfonos dirigidos especialmente al mercado ya no digamos infantil, sino a ese
segmento perdido entre la niñez y la adolescencia al que denominan "tweeners"
(por aquéllo de los 12 años).
El concepto es muy sencillo, los botones más llamativos son los que permiten
marcar a mamá o a papá (marcado rápido). En total son cinco teclas: Llamar,
colgar, mamá, papá y la agenda.
El celular es atractivo y colorido. ¿Satisface a los tweeners? No. Ellos
quieren algo más moderno. El Walkman de Sony Ericsson, por ejemplo, es uno de
sus predilectos, y si pudieran se conseguirían un V3. No importa, de cualquier
modo probablemente aprenderán a usar sus funciones con mayor rapidez que usted o
yo.
Lo cierto es que el teléfono de Firefly sentó precedente para que los
teléonos móviles comenzarán a considerarse para el mercado gigantesco que
representan los niños, ahora sí, de 12 años o menos, no sólo en función del
diseño sino además utilizando una especie de servicio medido que evite desastres
del tipo números 01 800, además de control paterno de las llamadas entrantes y
salientes.
Si tiene un hijo, tarde o temprano va a escuchar lo siguiente: Mamá (o papá),
¿me compras un teléfono móvil? Más vale ir tomando previsiones...
Consejos importantes
1. Para la mayoría de los pre adolescentes, tener un teléfono móvil es sinónimo
de madurez y hasta de status dentro de su círculo. Para los padres, es un
conveniente método de monitoreo, especialmente si deben recogerlos en la escuela
o en actividades extracurriculares.
2. Existen muchas opciones de bajo costo y con servicios de llamadas
prácticamente ilimitados. Una buena idea es contratar un teléfono extra y
compartir minutos con el niño con base en el plan que usted maneje. Limite sus
minutos al mínimo posible, sólo para emergencias.
3. Es importante hablar con el niño sobre las políticas del uso del teléfono
celular en la escuela, así como advertirle que si hace mal uso de él el
privilegio le podría ser revocado.
4. Pregunte por las reglas de la escuela de su hijo. En Estados Unidos hay
maestros que quitan puntos a los niños si suena su teléfono celular. Asegúrese
de que su hijo sabe manejar el modo vibrador, o dependiendo de lo estricto de
las reglas, tal vez es mejor que lo mantenga apagado durante las horas de clase.
5. Enseñe a su hijo la "etiqueta" del uso del celular, especialmente la regla de
apagarlo o ponerlo en vibrador en el cine, conciertos, bibliotecas o donde así
sea requerido.
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