Redacción - Blockbuster cerró sus puertas en España al no conseguir
sobreponerse a la caída del negocio del alquiler de películas que venía
afectando gravemente a su rentabilidad en los últimos años.
El hecho de que una empresa de estas características, con presencia
internacional y una marca reconocida, era una clara muestra de como ese
negocio, boyante en los 90, parece tener los días contados.
La llegada de nuevos canales, la multiplicación de ofertas de nuevas
plataformas por operadoras telefónicas y el fuerte arraigo que entre los
consumidores ha conseguido el P2P son las causas principales de la dificil
situación que viven los videoclubes españoles y por extensión de otros países.
Según datos del sector, los alquileres de películas vienen cayendo
escandalosamente en los últimos años. Para este, se prevé una reducción del 70%
sobre los ingresos obtenidos en 3l 2005 que ya fue un año fatal para una gran
mayoría de comercios.
Un buen número de videoclubes han echado ya el cierre a sus locales. Las
inversiones en sistemas tipo cajeros automáticos que permitieron sortear la
primera crisis ya no es suficiente y ahora buscan nuevos focos de negocios para
poder seguir manteniendo la persiana levantada y vivir, a duras penas, de los
ingresos del establecimiento.
El presidente de la Asociación de Videoclubes de Málaga (AMVI), José María
Blanco, asegura que España ha pasado de ser el país con más alquileres del mundo
a vivir con angustia el presente. Afirma que en cinco años han cerrado el 30 por
ciento de los negocios dedicados al alquiler en Málaga y que el resto no ha
tenido más remedio que reconvertir su actividad y vender móviles, golosinas o
videojuegos.
La situación es muy similar en el resto de las provincias españolas y a pesar
de las movilizaciones que han venido protagonizando (con manifestaciones en
Santiago de Compostela y otras provincias) cada vez ven más dificil su
continuidad.
Desde las asociaciones ya recomiendan a los propietarios de los videoclubes
que reorienten su negocio. Si bien algunos han podido subsistir especializándose
o vendiendo otros productos, son conscientes de que el ciclo de vida de los
videoclubes esta cada vez más cerca de su fin.
"Internet, afirman, ha representado un duro golpe para el negocio" . "Ya no
se trata de que alguien se baje una película de vez en cuando. Un buen número de
clientes tienen sus ordenadores bajándose todo lo que sale y después hacen
copias a familiares, amigos y compañeros del trabajo".
Una opinión generalizada en el sector es que la mayoria de los clientes apenas les
interesa la calidad de la película, sino verla y saber cómo termina. 'Lo
importante es visionarla, además, las descargas por Internet tienen cada vez más
calidad y sólo pierden algo en el sonido, aunque es prácticamente inapreciable
cuando no se tienen sistemas de audio muy avanzados'.
Reconocen que el impacto del top manta es cada vez menor y que ahora la
competencia es Internet y en poco tiempo la llegada de las grabadoras de alta
calidad que permitirán alcanzar copias incluso mejores de las que se pueden
encontrar en un pequeño establecimiento.
'A este ritmo vamos a
dejar de ser útiles en breve; ahora apenas nos visita el 5 por ciento de los
clientes que hace unos años', lamenta el propietario de un videoclub que
constata que los pocos sobrevivientes de este negocio deben competir entre ellos
para seguir manteniendo el negocio abierto.
Y por si fuera poco, los ingresos apenas llegan para pagar las películas que
deben comprar a las multinacionales. "El ciclo de vida de las películas es
cada vez más corto y a 1 euro por alquiler es casi imposible conseguir
amortizarlas y además obtener unos ingresos decentes", se queja amargamente
Constatando, además, que los portales de descarga se han apuntado ahora a una
nueva moda, el "ripeo" de DVDs originales con lo que el margen que les
proporcionaba la venta de DVDs originales tambíén ha desaparecido.
"Ya no solo bajan películas recién estrenadas. Ahora cualquier novedad en
DVD, con sus extras, carátulas, etc... se puede descargar de la red". ¿Que
podemos hacer?"
Los propietarios no ven una solución a sus problemas. Creen que en las
grandes ciudades conseguirán mantener las puertas abiertas unos pocos
establecimientos muy especializados y que atreverán a los cinefilos exigentes.
Los otros deberán cerrar.
¿Cuantos?. Las cifras más optimistas cifran entre un 85 y un 90%, centrados
los sobrevivientes en las grandes urbes y con un personal muy especializado,
expertos conocedores del séptimo arte y capaces de buscar y encontrar las
demandas de un público de calidad.
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