Por Fernando de la Cuadra - Editor Técnico Internacional
de Panda Software
En los inicios del siglo XXI, todavía circulan numerosas leyendas en las que se
describen las desgracias que les ocurrirán a nuestros instrumentos de navegación
-los ordenadores-, en caso de que osemos abrir un correo electrónico que venga
con un determinado asunto: borrará nuestros discos duros, estropeará nuestros
monitores, dejará inútiles de por vida nuestras flamantes conexiones de banda
ancha...
La inmensa mayoría de la información que circula por Internet alertando sobre
nuevos virus (fundamentalmente a través del correo electrónico), suele ser
radicalmente falsa. No podemos negar que el correo electrónico es un magnífico
medio de comunicación, pero tampoco que, por desgracia, ayuda a propagar
software malicioso.
Estos mensajes son meras tomaduras de pelo. Alguien quiere gastar una broma y lo
envía a todas las personas que puede, evidentemente con la sugerencia de que lo
reenvíen a todas las direcciones posibles, pero... ¿qué gana con ello? A veces,
se trata tan solo de pasar un rato “divertido”, pero para algunos el beneficio
llega después: correos enviados y vueltos a reenviar cientos de veces, con
inmensas listas de distribución a las que luego se puede hacer un e-mailing con
fines publicitarios, por ejemplo.
Esta actitud puede, en situaciones de incertidumbre y temor generalizado a,
pongamos por caso, un ataque terrorista, degenerar en pánico, lo que favorece la
proliferación de falsas alarmas. Por ello, es preciso distinguir claramente
entre una genuina alerta de virus y un hoax (anglicismo con que por lo general
se designa a los bulos que circulan por Internet).
Naturalmente, en Panda Software siempre hemos recomendado encarecidamente que se
preste la máxima atención a cualquier mensaje que incite al usuario a su
propagación indiscriminada. En definitiva, es la misma actitud cautelosa que
también evitaría la difusión de los virus informáticos. Lo malo es que, en este
caso, quienes propagan los bulos mencionados se aprovechan de la buena fe y la
ingenuidad de los usuarios.
Por otra parte, el fenómeno de los hoaxes es bastante más grave y difícil de
combatir de lo que parece, puesto que muchos de ellos siguen circulando
libremente por la red sin que nadie se muestre capaz de ponerles coto. De hecho,
numerosos expertos consideran que esto es poco menos que imposible, aunque entre
todos podemos contribuir a que, al menos, la situación mejore sustancialmente.
Hoaxes y demás bulos
A pesar de que las falsas alarmas de virus son una de las modalidades preferidas
por los embaucadores de Internet, hay otros tipos de bulos que conviene
diferenciar para no añadir aún más confusión a todo este galimatías. Algunos de
ellos no son sino variedades de hoaxes, pero otros pueden tener distintas
ramificaciones, las cuales pueden llegar a poner en peligro la seguridad de un
sistema informático.
Los hoaxes deben encuadrarse en la categoría de las llamadas leyendas urbanas,
que florecen al calor de la actual expansión de medios de comunicación tales
como Internet. No en vano, muchos ven en esta formidable herramienta informática
un vehículo de expresión de opiniones y transmisión de noticias al margen de los
cauces oficiales. Por desgracia, esto convierte a Internet, en lugar de en una
“Autopista de la Información”, en un “Sendero de Cotilleos”. Por ello conviene
estar atento y no caer en el error de creer que todo lo que circula por la red
es digno de confianza.
A partir de ahí surgen distintos tipos de bulos, según la causa que los origina
y la clase de mensaje a que dan lugar. Como cartas en cadena se denomina a los
falsos avisos, ya sean de virus o no, que incitan a su destinatario a
reenviarlos indiscriminadamente a todos sus amigos y conocidos. La mayoría de
los hoaxes pertenecen a esta categoría.
Las falsas alarmas tienen un nombre suficientemente revelador: se trata, en
efecto, de alertas infundadas que sólo pretenden que cunda el pánico y gastar
una broma a los usuarios incautos o inexpertos.
Por último, cabría distinguir la categoría de los meros sustos, que no pasan de
simples bromas, más o menos pesadas, cuyos autores, aparentemente, sólo
pretenden pasar un buen rato a costa de la credulidad de los destinatarios de
las mismas.
Conclusión
En resumen, nunca se insistirá lo suficiente en la necesidad de observar una
actitud cautelosa ante cualquier tipo de mensaje que circule masivamente por
Internet. Por ello, desde Panda Software recomendamos a los usuarios emplear una
conducta más reflexiva a la hora de reenviar los avisos de virus y,
especialmente, la consulta de la sección correspondiente de la enciclopedia
incluida en la página web de nuestra compañía, en la dirección: http://www.pandasoftware.es/enciclopedia/hoax.htm.
Además, puede encontrarse más información sobre las leyendas urbanas en la
página web www.urbanlegends.com, en la que no solamente se encuentran
explicaciones a los hoaxes acerca de virus y desastres informáticos, sino
también sobre la realidad de historias tales como las calcomanías con LSD, los
pollos manipulados genéticamente para hacer hamburguesas o la congelación del
cuerpo de Walt Disney.
Fernando de la Cuadra
Editor Técnico Internacional
Panda Software (http://www.pandasoftware.com)
E-mail: [email protected]
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