Hace más de un año, nosotros seguíamos
trabajando con la misma ilusión que el primer día, todo iba de
maravilla, llegamos a los 300.000 abonados, en la fiesta de
navidad era tal la euforia que pensábamos que llegaríamos al
millón. Pero algo pasaba, empezaban a notarse "malas
vibraciones" en el ambiente.
Nuestros directores guardaban silencio,
"todo iba de maravilla", pero los medios de comunicación
empezaban a dar la voz de alarma... antes de cumplir un año
Auna decía que nos quería vender y el resto de accionistas
dejaron de inyectar dinero en la empresa... pero nuestros
directores guardaban silencio.
Nosotros éramos unos ingenuos... si todo iba tan bien... si
éramos los primeros en tecnología y los abonados aumentaban
cada vez más... esta empresa no podía cerrar.
Una vez que casi todo ha terminado, ahora que podemos pensar
con frialdad y después de mucho tiempo las piezas del puzzle
empiezan a encajar:
Quiero era una de las empresas de Televisión Digital Terrestre
más punteras del mundo, a muchos de nosotros nos sacaron de
empresas en las que estábamos bien situados, para traernos a
Quiero. Un proyecto a largo plazo (la licencia era de 10
años), innovador, puntero, alternativo y lo más importante,
con unos accionistas sólidos con capacidad para respaldar el
proyecto durante una década... una tentación irresistible.
Pero símplemente fuimos peones de una operación encubierta,
siendo muy diferentes los fines para los que Quiero fue
concebida.
Desde la creación de Quiero se cometieron muchísimas
irregularidades, en las que Auna, los accionistas y el
Gobierno estaban involucrados a partes iguales.
Primero nuestra querida ex-ministra Anna Birulés, ex-directora
de Retevisión es quien empieza a gestar el nacimiento de
Quiero Televisión a través de Onda Digital... motivo por lo
cual la ley impide que ostentase el cargo de Ministra de
Ciencia y Tecnología... el Gobierno mira hacia otro lado,
incumpliendo la ley.
El Gobierno concede la primera licencia de TDT en España a un
grupo de accionistas que más tarde tendrán intereses
incompatibles con la propia licencia/tecnología como Auna
Cable y Vía Digital, violando todas las leyes de
telecomunicaciones y libre competencia... el Gobierno mira
hacia otro lado, incumpliendo la ley.
La creación de Quiero sirve para que Retevisión modernice
todos sus equipos a costa nuestra... hoy en día ya tienen el
monopolio de las emisiones en analógico y en digital... el
Gobierno lo ha permitido.
La creación de Quiero sirve para que el Gobierno tenga casi
medio millón de antenas adaptadas para las emisiones en TDT, y
así tener una buena base para el futuro apagón tecnológico,
siendo nosotros los que hemos sufragado los gastos de la
digitalización en España.
En definitiva, Quiero era un pseudoproyecto del Gobierno y los
accionistas, exclusivamente enfocado a encubrir unas
inversiones y hacer circular un dinero que no quería ser
mostrado como una inversión, a nadie le interesaba que
nosotros fuéramos competencia para Canal Satélite Digital, Via
Digital y Auna Cable, porque lo que realmente se quería hacer
era crear la red de difusión de televisión digital, una vez
terminada esa red, había que acabar con el proyecto "Quiero".
Para poder cerrar Quiero y echar a los trabajadores que ya no
son necesarios para sus planes, había que hacerlo mediante un
ERE (Expediente de Regulación de Empleo), ya que la suspensión
de pagos o la quiebra, podría poner en peligro la red de
difusión digital, y el Gobierno y Retevisión se podían quedar
sin ella.
Hoy
Retevisión tiene instalada la red de TDT en los canales
66 a 69 a nivel nacional, que le ha pagado Quiero (el 49% lo
ha pagado Retevisión, pero el 51% le ha salido gratis) y en un
futuro próximo estos canales se adjudicarán a alguien, que
pagará un alquiler por ellos al principal accionista de Quiero
TV.
Después de que dejáramos nuestras empresas para empezar a
trabajar en este proyecto tras la promesa de duración de más
de 10 años, después de que nos dejáramos la piel en el
proyecto para sacarlo adelante... siendo conscientes de que no
había forma de que Quiero continuase, sólo pedíamos
recolocarnos en otras empresas del grupo o una imdemnización
justa como agradecimiento a nuestro esfuerzo y lo
suficientemente cuantiosa para que pudiéramos esperar a que el
mercado audiovisual y de telecomunicaciones se estabilice,
pues actualmente es imposible encontrar empleo.
Creíamos que por lo menos esa parte de la batalla la teníamos
ganada, pues con la ley en la mano, hasta un niño, puede ver
que esto no era un ERE sino un cierre encubierto, pues nadie
se puede creer que se pueda mantener una televisión local y
una radio digital con 13 personas, siendo 8 de ellas del
comité de empresa y con perfiles que nada tienen que ver.
Esa era nuestra baza para hacer presión y conseguir lo que
justamente pedimos, pero el cielo se cayó sobre nuestras
cabezas cuando nuestro comité de empresa recibe la llamada de
un alto cargo de Trabajo, haciéndonos chantaje de que
presentemos lo que presentemos, el Gobierno iba a aceptar el
ERE de la empresa y que si no aceptamos la oferta de la
empresa, nos quedaríamos con lo mínimo que marca la ley, que
el Gobierno hace cumplir cuando le interesa.
Si el Gobierno está aliado contra nuestra empresa, ya nada
podemos hacer, si teniendo la ley de nuestra parte, pero el
gobierno no la cumple... aceptaremos lo que nos ofrezcan como
borreguitos y con cuidado no nos envíen al matadero.
Por eso la depresión que estamos sufriendo la mayoría de los
empleados de Quiero, es ese extraño amargo sabor a derrota,
eramos unos idealistas, creíamos en la justicia y en la ley,
que según la Constitución la ley se debe aplicar igual para
todos, pero no si es el Gobierno quien la utiliza para su
beneficio y el de sus cómplices.
Como ya no tenemos nada que perder, vamos a empezar a sacar
todos los trapos sucios de Quiero, porque hay demasiados y
huelen demasiado mal. A lo mejor nosotros no conseguiremos más
idemnización, pero por lo menos nuestras conciencias estarán
más tranquilas, y nos sentiremos mucho mejor.
En Quiero, el dinero siempre ha corrido con mucha facilidad y
muy poco control, incluso cuando su cierre ya estaba
anunciado.
En cambio, a los trabajadores no se les quiere dar ni siquiera
las migajas.
Así lo demuestran las siguientes cifras.
Así se ha tirado el dinero en Quiero y así de bien se han
gestionado los recursos de la compañía. Y como muestra un
botón: el coste de transmisión de la señal de televisión de
nuestros canales asciende a 42 millones de euros al año (7.000
millones de ptas.). ¿Quién era el proveedor de este servicio?
Retevisión, accionista de Quiero. Hace poco, las nuevas
adjudicatarias de la televisión digital reclamaban a la CMT
(Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones) un precio
mucho más competitivo para un servicio que está siendo
suministrado por una empresa en régimen de monopolio. Así que
otros van a conseguir mucho más barato lo que Quiero ha pagado
a precio de oro.
La empresa ha sido siempre muy proclive a dilapidar el dinero.
En contra de la opinión de sus propios especialistas se
compraron 50.000 descodificadores de Thomson por la módica
cantidad de 13,4 millones de euros (2.230 millones de ptas.).
Nunca se pudieron instalar porque no funcionaban bien.
Pero a los trabajadores nos quieren liquidar con 40 días por
año trabajado. Esta cifra puede sonar bien, pero se les olvida
que la media de antigüedad es de año y medio. Así que nos
vamos a la calle con menos de 3 meses de colchón. De nada
valen los esfuerzos que realizamos en el lanzamiento, las
horas y horas que dedicamos con entusiasmo a este proyecto en
el que todos creíamos.
¿Es justo que, tras derrochar millones de euros, los empleados
tengamos que conformarnos con las migajas?
Empleados
de QUIERO TV
sábado mayo 24, 2014 |