Por
Helena Matute
Cada vez hay más clínicas virtuales que hacen sus buenos
negocios tratando on-line la adicción a Internet. Y sin
embargo, la adicción a Internet no existe.
En nada se parece la famosa adicción a Internet a las
adicciones que se describen en los manuales de psicología y
psiquiatría. La adicción a Internet es esa necesidad imperiosa
que tanta gente siente de conectarse a Internet nada más
levantarse por la mañana. O sea, algo así como la adicción a
leer el periódico, pues también hay mucha gente que necesita
leer el periódico mientras desayuna y no le gusta nada
quedarse un día sin periódico. ¿Que a algunos les quita mucho
tiempo? Claro, pero las adicciones no se definen por el tiempo
que nos ocupan. También ver la televisión o leer el periódico
quita tiempo a la gente y sin embargo nadie es adicto al
periódico o a la televisión. La nicotina, en cambio, es
adictiva y no nos quita tiempo.
La adicción a Internet no figura en el DSM IV, el manual más
utilizado para el diagnóstico de desórdenes mentales, editado
por la Asociación Americana de Psiquiatría, y tampoco ha sido
aceptada por la Asociación Americana de Psicología. Los
defensores de su existencia se escudan en que la red Internet
es aún muy nueva y por eso no ha sido aún aceptada la
existencia de esta adicción por las principales asociaciones
profesionales.
Adicciones químicas
Lo comparan con la adicción al juego, al sexo, a las compras,
llamándolas a todas ellas, de manera colectiva, "adicciones no
químicas". Sin embargo, el DSM IV no considera ninguna
adicción no química: las adicciones se definen según la
sustancia que las causa. Los comportamientos compulsivos han
existido siempre, pero pertenecen a una categoría diagnóstica
muy distinta.
El término "adicción a Internet" fue originalmente una broma
de esas que acaban dando la vuelta al mundo varias veces por
correo electrónico. En un foro de profesionales de la salud
mental, Ivan Goldberg intentaba hacer una parodia del DSM IV.
En el mensaje afirmaba Goldberg irónicamente haber descubierto
un nuevo síndrome, el "Síndrome de adicción a Internet", y
proponía crear nada menos que el primer cibergrupo de
ciberadictos anónimos. Algo así como la primera asociación de
alcohólicos anónimos que se reúne tomando copas en un bar.
Casi nada.
El término "adicción a Internet" fue originalmente una broma
de correo electrónico
Esto ocurría en 1995 y lo triste es que hubo mucha gente que
se lo creyó; o que no leyó el mensaje despacio antes de
reenviarlo a sus amistades; o que, sencillamente, no tuvo
interés en aclarar el malentendido que empezaba a extenderse,
quizá para así dar cobertura a la alarma sobre el nuevo
síndrome de adicción a Internet. Incluso quizá, algunos, para
poder sentar las bases de un nuevo negocio bien rentable: el
del tratamiento on-line de la adicción a Internet.
Afortunadamente todavía puede consultarse el mensaje de
Goldberg en las secciones de humor de algunas universidades.
Existen muchas clínicas virtuales que hacen sus buenos
negocios tratando este síndrome, pero no me pidan que les de
esas direcciones. Cada vez hay más noticias, en todos los
medios de comunicación, en cualquier programa de radio, en
cualquier página web, que dan por probada la existencia de la
adicción a Internet y dan direcciones de clínicas virtuales
donde tratar el síndrome sin dejar de usar Internet. Después,
la gente acude a las ciberclínicas, y si de verdad tenían
algún problema, difícilmente será resuelto. Sencillamente
porque está mal diagnosticado.
Utilización excesiva, no adictiva
Pero si no existe la adicción a Internet, ¿qué hay, entonces,
de esas personas que pasan tantas horas enganchadas y tienen
tanta dificultad para desconectar? Sí, podemos hablar, claro
está, de personas que utilizan Internet de manera excesiva; y
también de personas que ven la televisión en exceso, y de
personas que hacen más deporte de lo normal, incluso de
personas que leen más de lo normal para nuestro modo de vida.
¿Vamos a llamarlas adictas a todas ellas? Es absurdo.
Para empezar, no sabemos todavía qué es normal, dice el doctor
Leonard Holmes, que se pregunta cómo pueden algunos estar
hablando de utilización patológica de Internet si ni siquiera
sabemos todavía qué es un uso "normal" de Internet. Convendría
también preguntarse, como hace el doctor Grohol, qué será
normal dentro de unos pocos años, cuando ya todos podamos
pasar en Internet el mismo tiempo que ahora pasamos viendo la
televisión. ¿Se dan cuenta de que si seguimos así, cuando
todos pasemos en Internet el mismo tiempo que pasamos ahora
viendo la televisión, todos los desórdenes mentales que ya
existen podrán acabar siendo atribuidos a la adicción a
Internet?
Meter en el saco de la adicción los problemas psicológicos de
los internautas es como volver a la época en la que todo se
explicaba con el complejo de Edipo
Es cierto que dedicar muchas horas a una actividad se ha de
traducir, por fuerza, en una disminución de las horas que
dedicamos a otras actividades. Y esto a veces puede causar
problemas. El estudiante que pasa demasiadas horas leyendo lo
que le apetece en vez de los libros de texto acabará teniendo
problemas en sus estudios, al igual que el que pase muchas
horas por ahí con los amigos, o haciendo deporte, o charlando
con gente en Internet. Y puede que no solo tenga problemas en
los estudios, sino que a lo mejor también puede llegar a tener
problemas con su familia y amigos si su actividad preferida
acaba convirtiéndose en un obstáculo para estar con ellos.
Pero lo que conviene dejar claro es que ni Internet, ni el
deporte, ni los libros, ni los amigos son adictivos. Internet
es solo una tecnología de comunicación humana. Y los amigos,
los libros, el deporte... bueno, ya saben ustedes lo que son.
Distribuir mejor el tiempo
El problema, en todo caso, será que ese estudiante de nuestro
ejemplo no está dedicando el tiempo necesario a otros aspectos
de su vida que también son importantes, y por tanto, tendrá
que aprender a distribuir mejor su tiempo si le interesa
conservar también esas otras cosas. Pero un diagnóstico como
ese no se parece en nada a un diagnóstico de adicción. Y su
tratamiento también deberá ser muy distinto.
Quizá un tratamiento para mejorar los hábitos de estudio sea
lo único que necesita ese estudiante. O quizá no, quizá
necesite mejorar algún aspecto de su personalidad, quizá una
simple timidez que le impide relacionarse de otra forma con la
gente. Quién sabe. Eso tendrá que determinarlo un profesional
tras un diagnóstico individualizado. Lo único que está claro
es que si seguimos metiendo en el saco de la adicción a
Internet todos los problemas psicológicos que vayan
apareciendo en la gente que utiliza la red, no haremos sino
volver a la época en la que todo se explicaba acudiendo al
mismísimo complejo de Edipo.
Enlaces
DeAngelis, T.: Is Internet addiction real? Monitor on
Psychology, 31, 4.
Página de Grohol
Holmes, L.: What is "normal" Internet use?
El mensaje de Goldberg
Artículo publicado en:
http://www.divulcat.com
Helena Matute es
catedrática de psicología en la Universidad de Deusto.
sábado mayo 24, 2014